8 noviembre, 2021
Desde que los directivos de YPF, Pablo González y Sergio Affronti, anunciaron en marzo que el precio de los combustibles se congelaría desde junio hasta fin de año, diversos especialistas del sector -incluidos los estacioneros- y de espacios políticos anticiparon que la decisión derivaría en la situación actual que atraviesa la industria y el gobierno nacional y que hoy genera fuertes dolores de cabeza.
En aquel momento, a la estrategia empleada la definieron como “pan para hoy y hambre para mañana” y aseguraron que terminaría inevitablemente en un efecto “bola de nieve”.
El estimado de la industria es que el atraso actual en el precio de los combustibles supera el 20% y el acuerdo de llegar a fin de año con los mismos valores en surtidor pierde terreno.
El principal afectado de esto es YPF y es que la petrolera del Estado recauda la mayoría de sus ingresos a través de la venta de combustibles, mientras que el resto de las petroleras hace caja con las exportaciones de crudo.
Para tener en cuenta, dos de los principales factores que influyen en la formulación del precio de los combustibles aumentaron todo el año: uno es el precio internacional de petróleo que hoy está por encima de los 80 dólares por barril. Otro es la cotización del dólar que subió más de un 16,5% entre enero y octubre -y está constante en alza-. Esto en un nivel inflacionario mensual en 2021 promedio que supera el 3,5% que aumenta los costos mientras que los ingresos por ventas de nafta y gasoil son los mismos de mayo.
A menos de tres semanas para las elecciones legislativas, la única certeza que hay es que los precios se mantendrán como están ahora hasta el 14 de noviembre. Sin embargo, de cara a fin de año es incierta la estrategia que aplicará el gobierno, aunque definitivamente los resultados de los comicios serán un termómetro.
La decisión de congelar el precio de los combustibles le dio aire al gobierno nacional y le quitó presión, ya que luego de 10 meses de aumentos consecutivos el descontento social -fogoneado por la oposición- era difícil de sostener. Sin embargo, lo que también hizo fue replicar lo que sucedió a finales de 2020 y postergar lo impostergable: pan para hoy, hambre para mañana.
Además nuevamente hay un atraso sustancial (+20%) y lo más probable es que se divida en varias subas escalonadas durante algunos meses: efecto bola de nieve.
Recientemente se conoció que una de las propuestas que realizaron desde la industria al gobierno nacional fue una similar a la que se comenzó a aplicar durante la presidencia de Néstor Kirchner. En concreto, el pedido fue el de incluir en el Presupuesto 2022 la posibilidad de importar combustibles sin impuestos, de esa manera, se podría sostener el atraso en los surtidores.
La alternativa, que adelantó el sitio especializado de Energía Econojournal, fue propuesta por las empresas a Demian Panigo, director de YPF y hombre del ministro de Economía Martín Guzmán. Según precisaron, por ahora quedó descartada esa posibilidad y postergada para el 2022.
