25 marzo, 2024
El hecho ocurrió en un sanatorio de Puerto Madryn, en 2017, pero recién ahora se expidió sobre el caso el juzgado civil interviniente
Cuando le detectaron un tumor en el riñón izquierdo, los médicos que la atendían la mandaron a hacerse otros estudios de urgencia y, en cuestión de una semana, el 27 de abril de 2017, le dieron turno para operarla. No había que perder tiempo, cuanto más rápido, mayores eran sus posibilidades en la lucha contra esa enfermedad.
Fue por eso que Aida Suhurt, que ahora tiene 68 años, no dudó en moverse con mucha diligencia. Lo que no iba a imaginar fue que dos días después de la operación, cuando recién se estaba recuperando del efecto de la anestesia y el postoperatorio, se preguntó por qué tenía dolores del lado derecho. Allí mismo sintió las vendas y, cuando preguntó a los médicos que la atendían en el Sanatorio de la Ciudad, en Puerto Madryn, por qué pasó eso, al principio todo fueron evasivas.
Pocas horas más tarde empezaron a sospechar lo peor: en lugar de sacarle el riñón izquierdo, el que estaba comprometido por el tumor, según los estudios que le habían hecho, le habían sacado el derecho, su riñón sano, un órgano clave para que pudiera seguir adelante con su vida, sin necesitar diálisis. Además, le sacaron una parte del otro riñón, aproximadamente el 20%, donde estaba alojado el tumor.
Ocurrió hace siete años, pero finalmente el lunes pasado, después de una larga odisea judicial, la Justicia civil de esa ciudad le dio la razón: condenó a indemnizar en una cifra millonaria por mala praxis a los médicos que la operaron, citados en el fallo, (las iniciales de sus nombres son J. H. B. y a M. P. No se difunden sus nombres completos ya que no pudieron ser contactados por este medio) y también a la obra social y al Sanatorio de la Ciudad, donde se realizó la cirugía.
La jueza María Laura Ragoni, a cargo del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil 89, los encontró responsables de los daños y perjuicios que sufrió Suhurt durante la operación y después. La familia de la paciente denunció que la nefrectomía derecha se hizo “por error o negligencia médica”, que el órgano estaba sano y que la mujer no había prestado su consentimiento para esa extracción. La justicia le dio la razón.
Después de tantos años de esperar justicia, Aida recibió el fallo como un gran aliciente a los pesares que viene sufriendo desde entonces. Sin embargo, tanto ella como su familia prefirieron no conversar con los medios ya que volver a contar su historia ante la Justicia o ante los periodistas le significa un gran dolor, un revivir ese inexplicable error que le cambió la vida.
Antes de aquella operación, Aida, cuenta su abogado, Nicolás Schick, llevaba una vida tranquila. Trabajaba en la panadería que tiene su familia en esa ciudad y practicaba yoga. Pero desde el día en que descubrió que le habían sacado por error su riñón sano, vive en un delicado equilibrio de salud. Lo ideal, le explicó la nefróloga que comenzó a atenderla después de la operación, hubiera sido que una vez que advirtieron que habían retirado el órgano equivocado, debían habérselo reimplantado en el mismo momento, y esto le hubiera dado más chances de poder opera el órgano enfermo. En cambio, según consta en el expediente, los médicos que intervinieron descartaron el órgano y como ya habían pasado varios días, no era posible volver a implantarlo. Así, en esas difíciles condiciones, Aida tuvo que encarar de todas formas un tratamiento de quimioterapia luego de la extirpación del tumor. La función renal del único órgano que tenía estaba reducirá entre un 20 y un 30%. Cualquier complicación, explica el abogado, significaría tener que vivir conectada a diálisis. En cambio, inició un tratamiento con pastillas para evitar cualquier recidiva. Hoy sobrevive con todos los cuidados, con el temor de que alguna falla de ese órgano signifique tener que quedar en lista de espera para recibir un trasplante, dependiendo a diario de diálisis para poder vivir.
El fallo significó una gran alegría para Aida y su familia, ya que desde entonces sufrieron todo tipo de penurias económicas, que hasta los llevó a tener que cerrar la panadería y después volver a abrirla.
“Cuando comprobaron que le habían sacado el órgano equivocado los médicos y la clínica, en lugar de admitir lo que había ocurrido y facilitar que la paciente recibiera el tratamiento que necesitaba”, según explica el abogado Schick, “entorpecieron y obstaculizaron la investigación”.
Aida y su familia decidieron demandar a las autoridades de la clínica por haber manipulado la historia clínica y haber alterado los informes originales. “La explicación que recibió la familia de la paciente, cuando pidieron una y otra vez detalles de lo que había ocurrido, fue que durante la intervención, se había producido un sangrado y que por esa razón se tuvieron que avocar al riñón derecho, en lugar de al izquierdo”, dice el abogado.
Más adelante, durante la investigación de la causa, se comprobó que en el quirófano, la paciente había sido colocada de costado con su flanco derecho hacia arriba. Y según informaron los peritos, esa es la forma en que se coloca a un paciente para operar el lado derecho, que desde allí no habría forma de llegar hasta el órgano del lado izquierdo. “Creemos que hubo una completa desaprensión por el valor de la vida y la salud de la paciente. Como si ni si quiera se hubieran tomado el trabajo de leer la historia clínica, los estudios y el pedido de operación”, apunta Schink.
Esto mismo fue valorado por la jueza de primera instancia en el fallo, que ordenó una indemnización millonaria por el caso. De todas formas, la familia de la paciente solicitó que no se publicara el monto, que, habría quedado desactualizado después del largo proceso judicial, ya que se le otorgó una actualización del 8 por ciento anual. Esto será un punto que tendrá que dilucidarse cuando el caso pase a la Cámara de Apelaciones, paso necesario para quedar firme.
Aida Suhurt, que ahora tiene 68 años fue operada erróneamente en 2017 en el Sanatorio de la Ciudad de Puerto Madryn. Tenía un tumor en el riñón izquierdo y le extirparon el derecho. Fue intervenida por el urólogo Jorge Bresser y su médico colaborador, Martín Piana. Se inició una causa en el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil Número 14 y ahora hay una condena judicial
El diario La Nación admitió que se comunicó con el Sanatorio de la Ciudad, de Puerto Madryn, telefónicamente y a través de su página web, para conocer su versión sobre el fallo, si apelarán, lo mismo que la de los médicos que operaron a la paciente. Sin embargo, hasta el cierre de esta edición, no habían respondido los mensajes.
En el expediente consta la versión de los demandados: “Los demandados y sus aseguradoras argumentan que la resección total del riñón derecho se hizo correctamente porque en el transcurso de la cirugía se encontraron con una variante vascular compleja que no había sido informada en la tomografía. Ante ese hallazgo y al intentar acceder en forma selectiva a los vasos renales izquierdos, se produjo la desinserción de las arterias renales derechas que provocó un sangrado arterial de magnitud, que no pudo controlarse. Ante esa situación, sumada la inestabilidad clínica y hemodinámica de la paciente como consecuencia del sangrado, se optó por realizar la nefrectomía del riñón derecho para salvar la vida de la paciente”.
Agregaron que de todas formas del informe anatomopatológico del riñón derecho surge que también estaba tomado por el tumor, por lo que debía haberse extraído de todas formas.
El Sanatorio de la Ciudad, según se registra en el fallo, “argumentó que no debía responder porque se limitó a dar el alquiler el quirófano a los médicos demandados”. Y la obra social demandada, reconoce que la paciente era una afiliada activa.
En el fallo, se cita al perito que informa: “Ese sangrado masivo no tiene correlato en el parte anestésico, ni hay constancia de transfusiones intraoperatorias. Afirmó que es llamativo porque cuando un paciente se descompensa, en el parte de anestesia hay datos de esa descompensación, se refleja”.
“Así planteada la controversia lo primero que debo determinar es si la extirpación del riñón derecho de la pretensora en la cirugía programada para resección total o parcial del riñón izquierdo, obedeció a una contingencia inevitable y fue la única manera de salvarle la vida; o si ocurrió por error negligente de los médicos”, apuntó la jueza en el fallo.
Para verificar si hubo incumplimiento por parte de los médicos, la jueza apuntó que debe valorase si pusieron en la atención del paciente, los medios necesarios para un resultado exitoso. Esto, más allá del resultado en sí mismo es lo que determina la existencia o no de una mala praxis. ¿Los médicos hicieron todo lo que tenían que hacer?
“Lo que dice el perito, en definitiva, es que no sucedió lo que afirman los demandados ni lo que refleja el parte quirúrgico. En cambio, se hizo primero la resección del riñón derecho sin complicaciones y después la del izquierdo, que era la cirugía que estaba programada. Esa hipótesis solo pudo ocurrir por error o negligencia, porque no había motivos para empezar extrayendo el riñón derecho “sin complicaciones” y después realizar la resección del tumor en el izquierdo que estaba programada”, apunta el fallo.
Los tres elementos que la jueza tuvo en cuenta, según el informe del perito son: 1) Los cambios de posiciones que sostiene que debieron realizarse y que no figuran en el parte; 2) El hallazgo de la anomalía vascular que no tiene respaldo en estudios previos; 3) El sangrado masivo que habría justificado la resección del riñón derecho que no tendría correlato con las constancias del parte anestésico.
“La omisión de actos de esa envergadura en el documento que confeccionó el propio cirujano, no puede más que poner en duda la veracidad de lo que allí se hizo constar. Es que se trata de cambios que llevan tiempo, como sacar y volver a colocar campos estériles con la paciente anestesiada, lo que, según el perito, siempre se refleja en el parte”, añade la jueza. También menciona dos elementos que la llevaron a creer que se trató de un error o negligencia: “Hay dos documentos en los que se equivoca el diagnóstico de la paciente y refieren al riñón derecho en lugar del izquierdo como el objeto de la intervención”, dice
Y asegura que todos esos elementos la “conducen a considerar que en el acto quirúrgico los médicos no obraron con la diligencia que exigía la naturaleza de la obligación y las circunstancias del caso. Por el contrario, coincido con el experto en cuanto a que la hipótesis más probable es que se haya comenzado –por error– con la resección del riñón derecho sin complicaciones. Es decir, se lo extrajo sin sangrado, sin descompensación de la paciente. Luego, y porque el estado de la pretensora lo permitía, la cambiaron de posición y le hicieron la nefrectomía parcial del riñón izquierdo, que era la cirugía programada”, dice el fallo.
Como la causa se tramitó en el fuero civil, si bien establece una indemnización cuantiosa para un caso de mala praxis, no resulta determinante sobre la inhabilitación o no los profesionales que intervinieron como para poder seguir atendiendo a otros pacientes. La familia de Suhurt no descarta más adelante iniciar una acción penal en ese sentido.
*LN/ by Evangelina Himitian/ foto central ilustrativa