30 junio, 2025
El exsecretario de Obras Públicas, el ‘carmelito’ José López quiere cumplir su condena en la casa. Luego de confirmada su sentencia, quedó alojado en la cárcel de Ezeiza, pero alega que está en tratamiento psiquiátrico (estrés postraumático crónico), e invoca además que los jueces tengan en cuenta el su papel como «arrepentido» en otra causa caliente de la corrupción K: Cuadernos.
Apartir de la resolución de la Corte Suprema, que implica la detención de Cristina Fernández de Kirchner y la deja fuera de carrera electoral, los principales operadores de su gestión también comenzaron a perder su libertad. Entre ellos José López, exsecretario de Obras Públicas durante los tres gobiernos kirchneristas, recordado por intentar esconder en un convento de General Rodríguez casi 9 millones de dólares, relojes, joyas y armas.
En la causa Vialidad hoy cumple condena López, al igual que Cristina, expresidenta de la Nación, Lázaro Báez, empresario, y Nelson Periotti, extitular de la Dirección Nacional de Vialidad.
A los cuatro años, el exfuncionario kirchnerista volvió a ingresar al Penal de Ezeiza, donde ya había estado en 2016. El martes 17 de junio se entregó, pasó brevemente por la planta baja de los Tribunales de Retiro y luego fue trasladado al complejo penitenciario, todo bajo el protocolo habitual con chaleco antibalas y casco. Viajó desde Río Gallegos a la Ciudad de Buenos Aires en la madrugada, casi sin equipaje, para presentarse en Comodoro Py y cumplir con la orden judicial de detención en la causa Vialidad.
Tras cumplir con su ingreso al penal, López hizo un pedido puntual: quiere cumplir la pena en Río Gallegos, bajo arresto domiciliario, debido a un trastorno psiquiátrico diagnosticado como estrés postraumático crónico. Asegura que su caso es similar al de la expresidenta, quien recibió el mismo beneficio por parte del Tribunal Oral Federal 2 (TOF 2).
Está lejos de los 70 años, pero López cumplirá 65 en octubre. Su abogada solicitó que se le conceda el beneficio de la prisión domiciliaria, no solo por sus problemas psiquiátricos, sino también por su condición de arrepentido en la causa Cuadernos, un expediente central que investiga la corrupción en la obra pública del kirchnerismo. López, entre otras cosas estaría seriamente estresado porque a partir de su revoleo de bolsos con dólares en un convento en plena madrugada, terminó confesando que eran de ‘la política’, no propios y con eso arrancó la causa que termina con Cristina preso, por lo cuál, intuye que su seguridad pende de un hilo.
Hasta ahora, no hubo una respuesta judicial definitiva. Se espera que en las próximas semanas se resuelva si este polémico excolaborador de Julio De Vido en el entramado de corrupción que canalizó obras públicas en Santa Cruz para la constructora de Lázaro Báez podrá regresar a esa provincia para cumplir la condena.
Tal como están las cosas, las sentencias contra corrupción parecerían terminar todos en las casas, bien lejos de las cárceles comunes, y mucho más lejos de devolver algo de los sustanciosos botines que se les achaca.