26 noviembre, 2021
La nueva edición denominada «Los patrimonios son políticos. Entre cosmovisiones, ciencia, arte y ecología», consta de tres jornadas que finalizan el sábado y está organizada por la Secretaría de Patrimonio de la Nación y el Museo Nacional Terry de Tilcara.
Con la presencia de distintos referentes de la cultura y pueblos originarios congregados en la Casa de las Culturas de Chaco comenzó este jueves la segunda edición de «Los patrimonios son políticos«, que busca dinamizar la declaratoria de patrimonio a nivel nacional para Campo del Cielo -la reserva científica, antropológica y cultural en la que hace aproximadamente 4000 años impactó una lluvia de meteoritos resultantes de la explosión de un asteroide- y poner en discusión conceptos que reflejan un choque entre la mirada de la vida desde occidente y las cosmovisiones de los pueblos originarios
La jornada inaugural dio comienzo con una ceremonia de bienvenida realizada por referentes de la comunidad Moqoit y que contó con las palabras de Francisco Romero, presidente del Instituto de Cultura de Chaco, la secretaria de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura, Valeria González, y Juan Carlos Martínez , referente de esa cultura originaria.
«Nosotros estamos aquí para cruzar saberes, saberes ancestrales, contemporáneos de distintas disciplinas«, manifestó Romero y agregó que tienen como «responsabilidad histórica» lograr que para el 2022 se apruebe la Ley Nacional de Meteoritos, además de ser parte de las declaratorias que lleven a resguardar y poner en valor Campo del Cielo, «para que se construya el horizonte de sentidos simbólico y sea mirado como un sitio sagrado, de estudio».
El eje central del encuentro y debate sobre saberes y aproximaciones es en esta edición el sitio Pigüen N’onaxá – Campo del Cielo, ubicado en las provincias de Chaco y Santiago del Estero, donde se halla uno de los más interesantes reservorios de meteoritos que cayeron a tierra hace unos 4.000 años y generaron mitos fundacionales, un interés científico y una multiplicidad de narrativas.
Sobre la elección del sitio configurado por la lluvia de meteoritos, se trata de un «objeto hipercomplejo», según explicó González, que no se comprende desde la «univocidad» como las que se usan para hablar de los patrimonios arquitectónicos desde una mirada occidental moderna y a partir del borramiento entre las fronteras de lo que se considera como patrimonio material e inmaterial. Y aquí se instala parte del debate que trae mucha tela para cortar y asimilar: la mirada de la vida desde occidente y el de las cosmovisiones de los pueblos originarios y sus descendientes.
Las jornadas buscan ser «un espacio de encuentro y visibilización» de la multiplicidad de enfoques que posee el sitio por su historia y herencia cultural», señaló la secretaria de Patrimonio Cultural.
La primera mesa del encuentro, denominada «Los patrimonios son políticos. Entre cosmovisiones, ciencia, arte y ecología«, aglutinó la presencia del curador, gestor y crítico Ticio Escobar desde Paraguay, la antropóloga Mónica Lacarrieu y la propia González, con moderación de Viviana Usubiaga, directora nacional de Gestión Patrimonial.
Lacarrieu, especialista en patrimonio, mencionó que «las comunidades son las que saben más en general«. Su intervención partió de la idea de que «cuando los hechos cuestionan nuestros modos habituales de pensar se nos impone una especie de pensamiento descentrado», y desde allí abordó
la idea de patrimonio descentrado como una nueva lectura del campo patrimonial. Y como parte de ello se refirió a la «desestabilización y el debate en torno a patrimonios incómodos», algo que Campo del Cielo presenta como desafío.
Para la especialista es relevante la salvaguardia, y remarcó la necesidad de consensos entre las comunidades y las instituciones. «Está claro que no hay activación simbólica y material si no hay apropiación social, o sea otros modos de habitar el patrimonio», indicó.
Y en referencia a lo político, la patrimonialización «representa para muchos grupos y colectivos una herramienta política de defensa de derechos culturales, de identidades y en general de recuperación de derechos e historias colectivas. Ese modelo idealizado de patrimonio está cambiando», afirmó.
Otro tema abordado fue el patrimonio como derecho cultural, que entra dentro de los planes de salvaguardia. Sobre Campo del Cielo en particular observó que debería hablarse de procesos de patrimonialización y mirar atentamente las comunidades, territorios y sus tránsitos, lo sagrado, la demanda del meteorito. Y cerró retomando una frase de la antropóloga Claudia Briones que cuestiona qué es lo que habilita y clausura la patrimonialización.
González realizó por su parte un recorrido extenso por términos como el antropoceno y otras categorías y concluyó diciendo que «los meteoritos de Campo del Cielo nos dan la oportunidad de reencontrarnos con la complejidad del mundo y de involucrar esta complejidad en nuestras interpretaciones del concepto de patrimonio, superando fronteras conceptuales, que separan al patrimonio material del inmaterial, al cultural del natural, a la innovación científica o artística de nuestras tradiciones ancestrales, a la economía de la ecología, o a la preservación de bienes de las necesidades de la vida», enumeró y aclaró que superar estos binarismo no se queda en lo teórico .
Estás nuevas concepciones teóricas fomentan la inclusión y la diversidad», lo que relaciona con las «nuevas riquezas del siglo XXI como son el turismo sustentable y el capital simbólico asociado a comunidades situadas», concluyó.
Otro de los puntos relevantes a propósito de las intervenciones fue el cuestionamiento del uso del término «patrimonio» y la necesidad de buscar una acepción más adecuada.
En el espacio de intercambio con los expositores, Claudia Herrera, representante del pueblo Nación Huarpe de Uspallata (Mendoza) manifestó que valora el proceso de declaratoria de Campo del Cielo como «apertura para que sus derechos como pueblos originarios». A la vez que manifestó que «hay que empezar a pensar y a construir entre todos otra denominación del término -en consonancia con una intervención previa- patrimonio ya que estamos en este proceso de construcción con todas las visiones y culturas diversas que somos hoy».
Por otro lado, Herrera aclaró que faltó incorporar el término muy completo de territorio, que remite para ellos, lo que está arriba, sobre y abajo «y a lo que no vemos con estos ojos pero que está, el conocimiento de sus ancestros está en ese lugar sagrado». A la vez que manifestó que la participación es fundamental y que es tiempo de que se cambie «el pensamiento que tenemos colonizado», algo que la academia reproduce, y que desde la organización de mujeres indígenas a las que pertenece se están realizando propuestas para «descolonizar el pensamiento».
Con actividades gratuitas y presenciales, y transmisión en vivo para todo el país -desde las redes sociales del Museo Terry, Museos y Patrimonio de Nación y el Instituto de Cultura de Chaco-, las jornadas continúan hasta el sábado.