28 febrero, 2021
Por Trivia Demir
La virtualidad excepcional con la que Alberto inaugura este lunes las sesiones legislativas nacionales, sin parafernalia militante callejera y sin empavonamientos políticos de recinto, para muchos representan también el estado de transición casi holográfica en la que se encontraría su propia construcción de poder.
Como cada 1ero de marzo el presidente de la Nación inaugura el período de sesiones ordinarias del Congreso. Técnicamente se trata de un acto casi protocolar puesto que el legislativo es uno de los tres poderes independientes que conforman el Estado y que por lo tanto sus cámaras están facultadas por la Constitución Nacional para reunirse por sí mismas y funcionar. Hay en la historia argentina varios ejemplos de presidentes que no se presentaron en las Asambleas y enviaron sus discursos para que sean leídos por algún funcionario.
Con el advenimiento de la democracia en 1983 y la reforma constitucional de 1994, se transformó en costumbre que el titular del Poder Ejecutivo se presente en el palacio legislativo en uso de sus atribuciones y deje inauguradas las sesiones ordinarias con un mensaje donde se espera que exponga su agenda parlamentaria con los proyectos o temas que articula su gestión de gobierno.
Este año, el segundo de su gestión, Alberto Fernández llega al Congreso con temas que no logró que se trataran en extraordinarias y la agenda dominada por el escándalo de la vacunación VIP, la condena a Lázaro Báez y sus posibles derivaciones sobre la familia Kirchner y la inflación.
El kirchnerismo espera definiciones también sobre la Justicia y la demorada reforma que duerme en Diputados. Sergio Massa apuesta a su modificación del impuesto a las ganancias y los gobernadores siguen esperando una decisión sobre la realización de las PASO.
En este marco, Alberto Fernández dará su segundo discurso ante los legisladores e invitados, donde se espera que exponga un resumen de sus iniciativas a enviar al parlamento, aunque esto no se suele cumplimentar del todo y el mensaje presidencial queda en un discurso político de arengas con la mención de algunas metas de gobierno.
Casi nada trascendió sobre el mensaje de Alberto excepto que será dominado por «ejes como economía, justicia y salud», de acuerdo a las fuentes oficiales. Pero la coyuntura política impone algunas definiciones puntuales como el caso del Plan de Vacunación y el escándalo de los vacunados VIP; la inflación de 2021; las negociaciones con el FMI; la realización de las PASO y la reciente condena a Lázaro Báez que volvió a plantear la responsabilidad de la familia Kirchner en la corrupción detectada en la obra pública.
En el Frente de Todos también hay intereses disímiles. Sergio Massa avanza en Diputados con la modificación del Impuesto a las Ganancias y ya negocia modificaciones con los gremios. Ese cambió beneficiará a millones de argentinos y espera capitalizarlo de cara a las legislativas.
Tras la condena a Báez, los Kirchner tienen más presión ahora por los temas judiciales y se espera que hagan foto en la demorada reforma judicial que quedó atascada en la Cámara baja que domina Massa. Aunque sea sabe que para Cristina Fernández esa no es una reforma y reclama cambios más profundos, mientras sus causas judiciales se mantienen en pie. También quedó pendiente la nueva ley para la Procuración.
El Presidente demoró 1 año el lanzamiento del Consejo Económico y Social, y cuando se oficializó quedó empañado por la salida de Ginés González García y el vacunatorio VIP. Los acuerdos allí logrados se enviarían al parlamento, pero no se notó mucho entusiasmo de las partes involucradas en los acuerdos concretos.
Con el Consejo, Alberto Fernández espera lograr acuerdos que contengan la inflación, un tema que la oposición aprovechará para instalar con el inicio del año legislativo.
En general las provincias se han ido adaptando a las posibilidades y a la emergencia que impuso la pandemia, con una centralización política cada vez más notable.
Los gobernadores, esperan mayor apertura y sobre todo mas flujo coparticipable y avance de obras de envergadura, la mayoría aun en promesas.
En cuanto a la político los referentes provinciales esperan alguna definición sobre las PASO. Su proyecto presentado en la Cámara baja con anuencia de Sergio Massa quedó también trabado por las resistencias de la oposición y de parte del oficialismo. En la Casa Rosada ahora se decantan por postergar los comicios, pero no sería viable cancelarlos.
Por último, los ultrakirchneristas apuestan a escuchar que Alberto haga alguna declaración sobre la amnistía a los presos K, especialmente cuando la directora de Asuntos Jurídicos del Senado, Graciana Peñafort, fue una de las voces que se alzó pidiendo por ellos junto con Eugenio Zaffaroni.
Pero nuevamente, la posibilidad de un amnistía no tiene consenso entre los legisladores del Frente de Todos, que ya ven que el contexto judicial y político después de la condena a Báez complicó la posibilidad de avanzar con la agenda judicial en el Congreso.
Para la oposición por supuesto el mensaje será áspero y oportuno tras la manifestación del 27F con simbolismos macabros y enfrentamientos violentos que expuso el peor abismo posible de la mentada grieta. Habrá que ver…