29 enero, 2021
Por Juana de Arco*
Los cambios en los gobiernos siempre están atados a ‘realidades paralelas’ pero que vale la pena destacar. Después de todo de eso se trata la política, de lo que transforma nuestras vidas, para bien o para mal. «Chato» Bulacios se resistía a presentar la renuncia al cargo de presidente del Instituto Provincial del Agua, incluso afirman que conminado desde Casa de Gobierno. “O traes la renuncia o te damos el cese por decreto”, le habría dicho desde Fontana 50. Fue entonces que envió la renuncia el 18 de enero pasado.
Los espacios que se dedican al escarnio mediático alimentando el sistema de construcción de poder con la carroña de la politiquería barata, sólo se ocuparon de la salida de Bulacios, pero no de el o los ‘porqué’.
Y más allá de los conocidos compromisos partidarios con los leales a un dasnevismo extinto, el desempeño político del organismo venía dejando mucho que desear. El tema es que no se puede continuar en un sitio cuando los resultados en el organismo han sido desastrosos. Por eso la salida de Bulacios se venía manejando desde hace varios meses, aunque finalmente se oficializó hace unos días y sin mucho ruido.
¿Quiénes suenan para reemplazarlo, cuando no sobran ‘oferentes’ para la función pública en épocas de ‘vacas flacas´ y de poca planificación de gestión? Dicen que ya está casi en funciones Nicolás Cittadini, quien habría regresado al equipo. El ingeniero de excelente relación con el Gobernador estuvo al frente de Vialidad provincial hasta junio pasado, cuando en medio de un tenso conflicto con el gremio renunció también a pedido del primer mandatario.
¿Qué etapa se viene en el IPA, si la de un ordenamiento en serio, la de más vista gorda, o inminentes negociados con el agua?. Hasta ahora no se sabe.
El tema del agua es definitoria en una Provincia que depende de recursos acuíferos bien definidos y extremadamente sensibles. El cambio climático está haciendo de las suyas en todo el planeta y Chubut no es una excepción, mintras en la bolsa ya comenzaron a cotizar el agua como divisa ultracodiciada. Con esos indicadores de sentido común, Chubut no se puede dar algunos lujos, como el grado de improvisación que existe con el manejo de este fundamental líquido elemento en una desierto como el patagónico.
En todo el territorio hay conflictos con el agua. Productores de la zona Sur cortaron no hace mucho la ruta en Comodoro por no poder sostener emprendimientos con el ritmo de cortes de suministro que se mantiene en la principal ciudad de la Provincia y alrededores, donde la producción petrolera también requiere de agua. Eso pasa también en el centro de la Provincia, donde la producción ganadera menguó precisamente por sequías abrumadoras y nevadas insostenibles, o en el Valle, donde aún está en ordenamiento la Compañía de Riego y los canales que hicieron de la zona un verjel, pero hace mucho tiempo. (Ver https://www.elchubut.com.ar/nota/2020-3-13-23-21-0-preocupa-a-municipios-del-virch-critica-situacion-de-la-empresa-que-opera-los-canales-de-riego )
Y ni hablar de Madryn, que directamente depende de acueductos para mantenerse con vida, y sin embargo expone un crecimiento sostenido con una explosión del negocio de la construcción y venta inmobiliaria a contrapié de la planificación urbana pública, y como si fuera poco, sigue produciendo aluminio y pescado procesado con agua potable. Una sostenibilidad difícil de imaginar sin una ampliación cercana de reservas de agua dulce, y previsión en serio.
Pero uno de los grande desastre ambientales fue posiblemente el de Laguna Aleusco, un Área Natural Protegida que abarca 1.200 hectáreas de Estepa patagónica, ubicada en el Departamento de Languiñeo cerca del municipio de Esquel y de la Comuna Rural de Colan Coñuhe».
Desde que la Laguna se transformó en Área Protegida, se advierte como fundamental: «la Preservación de especies y diversidad genética, la protección de una zona con una laguna de meseta patagónica con sitios de nidificación del Flamenco austral (Phoenicopterus chilensis) y otras aves acuáticas», dice el ministerio de Turismo.
Sin embargo hay un gran problema de desaparición de un ojo de agua de esas dimensiones casi en las narices del IPA. Desde hace un tiempo que vecinos autoconvocados contra las extractivas y activos militantes ambientalistas compartieron su preocupación por la desaparición de la reserva natural. Según los pobladores, aguas arriba de los tributarios a la laguna, los dueños de los campos han «tomado» los arroyos y desviado para su provecho, dejando sin aportes al espejo de agua». Todo esto se viene difundiendo por vías alternativas a medios tradicionales, acompañando la observación con fotos y videos que dan cuenta de la desertificación del paisaje.
Desapareció La Laguna Aleusco #Chubut (Reserva Natural Protegida ubicada en el Departamento de Languiñeo cerca de Esquel y de Colan Coñuhe)
Aguas arriba, los dueños de los campos han tomado los arroyos y desviado para su provecho, dejando sin aportes al espejo de agua. pic.twitter.com/oN4amWJlNW— PatagoniaRebelde (@PatagoniaRebel4) January 13, 2021
Este tema de gravedad absoluta sucede en el marco de la inacción de un área como la destinada al manejo del agua, como el IPA, y nada menos que en momentos donde el Gobierno empuja un debate ‘productivo’ para zonificar la explotación minera. En la meseta el acuífero Sacanana aún no fue objeto de debate en proyección. Pero se sabe que el acuífero tiene más de 3.000 hectómetros cúbicos de reserva y es agua de buena calidad. El reservorio va de los 5 metros hasta los 200 metros de profundidad en la amplia zona de la cuenca y su volumen podría abastecer de agua a 3 millones de habitantes. Todo esto se supo sin demasiado ruido hace unos diez años, cuando la empresa Hidroar SA dió a conocer los resultados del estudio que comenzó en 2005 con los primeros trabajos de hidrogeología en la zona próxima al Proyecto Navidad, en la Cuenca del Arroyo Sacanana. Allí, hubo campañas de geofísica, perforaciones y ensayos para delimitar los recursos de agua en esa zona de la Meseta.
El presidente de Hidroar SA, Carlos Escatiza brindó en ese momento las conclusiones del trabajo ante técnicos de organismos provinciales en una reunión en Rawson con el Instituto Provincial del Agua, ministerios de Ambiente y de Agricultura y Ganadería, Dirección de Minas y representantes de la empresa interesada en la explotación de mineral. (Ver https://www.diariojornada.com.ar/20942/Sociedad/Confirman_el_descubrimiento_de_un_gigantesco_acuifero_subterraneo_en_la_meseta_de_Chubut ) Qué hizo el IPA con esos datos y de que manera piensa controlar por ejemplo el uso del Sacanana, es un exceso de silencio, incluso para la cúpula del Gobierno provincial.
Para los ciudadanos que han elegido Chubut para pasar su vida y la de su descendencia no es un dato menor el manejo de recursos, sobre todo de la importancia del agua, fundamental para la vida y cualquier emprendimiento humano.
En medio de un debate de la profundidad del despegue productivo provincial, con las necesidades económicas y de desarrollo que se evidencia a nivel provincial; y nada menos que en el marco de una pandemia, donde el ser humano promedio comenzó a mirar el planeta y la supervivencia con otra escala de conciencia y compromiso; el caso de la desaparición de la Laguna Aleusco es un misterio que necesariamente se debe develar con informes públicos, y sobre todo convencimiento a una sociedad que ya no se queda en fantochadas.
También se requiere un plan publico del manejo del agua, un déficit de transparencia que viene de arrastre, y que posiblemente zanjaría sin tanto conflicto, gran parte de la desconfianza chubutana en todos los emprendimientos que parecen aterrizar sin escala en la peatonal de una cuadra de Rawson.
Al parecer, Arcioni, experto en ‘dar fe’ a través de su carrera como notario, lo entendió con claridad y rápidamente. Bulacios no. Por eso el IPA comenzó recambios urgentes con vista al gran desafío que se avecina. En fin. Como decía el gran poeta Antonio Porchia, «Todo es como los ríos, obra de la pendiente».
*Soy Juana de Arco,…y ceniza de tantos