21 julio, 2024
Los viajes de Milei superan el imaginario de Julio Verne. Viajes, costos y representaciones por el mundo de una gestión que no parade generar polémica
Por Sergio Marcelo Mammarelli*
La vuelta al mundo en ochenta días – el título original en francés «Le Tour du monde en quatre-vingts jours» fue una de las novelas del escritor Julio Verne publicada por entregas en el periódico “Le Temps” desde el 7 de noviembre hasta el 22 de diciembre de 1872.
Milei, como el protagonista de la famosa novela viajaron alrededor del mundo, aunque éste último dio la vuelta en 80 días mientras Milei en seis meses recorrió algo así como 120 mil millas, equivalentes a cinco vueltas al mundo con nuestra plata. Según el diario Página 12, un pequeño gasto de alrededor de 650 millones de pesos para que, en su mayor medida, realizara presentaciones privadas, visitar empresarios emblemáticos y pelearse con los líderes de casi toda Latinoamérica y varios países europeos. En ese curioso periplo, no recorrió ningún país de nuestra región, salvo Brasil para solo disgustar a Lula y resentir las relaciones con nuestro principal socio económico.
En tan solo una semana el Presidente Milei pudo mostrar el logro de la Ley Bases y del Pacto de Mayo, simulacro de una fundación de una nueva Argentina en un rol surrealista de “padre de la patria “a comandar al día siguiente, un fastuoso desfile militar con viaje en tanque incluido. Sin embargo, nada de eso pudo evitar cómo el viejísimo problema del precio del dólar intranquilizaba todos los mercados estirando su brecha al 60%, unido al dato de la inflación, que no pudo perforar el 4% y se quedó en el 4,6%. – Dos pequeños acontecimientos como la suba del dólar y una modesta baja de inflación, hicieron olvidar a todos los argentinos los fundacionales logros del Gobierno, como la ley que construirá la nueva Argentina y la piedra fundamental de su pacto fundacional. Raro, ¿no?
Como era de esperar, la reacción de Milei frente a lo que no le gusta concluyó denunciando un golpe de mercado y acusando a todos los economistas de “pifiadores seriales”, mientras tras bambalinas, el BCRA se quedó con unos dos mil millones de dólares negativos de reservas y va pensando en un préstamo a Basilea contra las reservas de oro del Banco. El episodio del Banco Macro en complicidad con el excandidato Sergio Massa, responsables del complot desestabilizador, fue extraordinariamente explicado por Carlos Pagni esta semana. La acusación al banco viene por el hecho de haber ejecutado 2000 millones de dólares en puts -contrato que compra un banco que le permite venderle al Banco Central (BCRA) cuando él quiera un bono del Tesoro al precio que dice el bono-. Frente a los problemas que el Gobierno tiene con los puts y las amenazas contra los banqueros de semanas atrás, la entidad bancaria tomó la decisión económica de ejecutar la garantía, en beneficio de sus clientes, que son en última instancia quién le prestaron el dinero al Banco. La actitud enloqueció al Gobierno y originó la acusación de golpista, cuando lo único que hizo la entidad es proteger su propiedad privada. Como bien señala Pagni: El banco protegió la primera cláusula del Pacto de Mayo a que se comprometió el Gobierno, sacralizar la propiedad privada. Un pésimo comienzo de Milei por respetar lo que él mismo había escrito, propuesto y firmado. ¿No?
El episodio, aunque parezca anecdótico, nuevamente desenmascara al Gobierno, que lejos de anarcocapitalista y liberal, reacciona cada vez más en forma autoritaria con un parecido al Kirchnerismo pavoroso. El resultado, una nueva medida del Gobierno con intención de bajar el dólar de prepo, cosa que logró en estos días, a cambio de una caída en la cotización de los bonos y un aumento del riesgo país, que se traduce en “mayor desconfianza en el plan económico”.
Lo vertiginoso de la Argentina, es que Milei debe mostrar que tiene gestión en cosas concretas que tengan efectos de facilitarle la vida a la gente y pareciera que no lo está logrando. Ya todos advierten y dicen que le falta gestión a este Gobierno, incluidos gobernadores y políticos que han pasado por el poder. Ya no sabemos en cuál fase política se encuentra Javier Milei después de siete meses de gobierno y todos los economistas vienen realizando advertencias y marcando incertidumbres que no permiten el regreso a una relativa normalidad financiera y productiva en la Argentina. Algo peor aún, sucede con el cepo cambiario que nació bajo el mandato de Cristina Fernández y que Mauricio Macri apenas pudo cancelarlo dos años (2016-18) hasta que se vio de nuevo envuelto por una enorme crisis.
Para que se entienda, sigo estando lejísimo de ese modelo de Sergio Massa que nos hubiera conducido a una segura hiperinflación, tal vez no a la exageración del 7.200% de Milei, pero poco importa. Me entusiasmé como todos los argentinos, sobre el cambio drástico en la emisión monetaria y al poco tiempo en el proceso de desinflación. Sin embargo, al igual que otros economistas, no entiendo por qué no se jugó a liberar también el tipo de cambio. En ese momento la brecha, era del 10% e igual soportamos el doloroso proceso de licuación de salarios. Sin embargo, pese a los avances en las medidas, léase desinflación y saneamiento del Banco Central y equilibrio presupuestario, se quedaron anclados con el cepo y el impuesto País, que hoy son distorsiones muy, pero muy fuertes que impiden la salida de esta recesión brutal.
Frente a este panorama, la única idea brillante del Gobierno es que van a comprar el dólar comercial a 900, venderlo al contado con liquidación para luego volver a esterilizar ese dinero y que la emisión monetaria quede en cero. El resultado está a la vista, se paralizó la acumulación de reservas, el mercado de capitales o los bonistas no están reaccionando bien y el riesgo país sube. Promediando la semana, el dólar efectivamente había bajado, para luego tanto el dólar blue como los financieros subir hasta $45 en un solo día. Se trata de un rebote tras las grandes caídas que presentaron durante los primeros dos días de la semana, pero todo anuncia una gran volatibilidad.
Con cepo no va a haber inversiones y eso lo sabe cualquiera, por más RIGI que exista. Las inversiones van a venir cuando haya confianza y uno pueda invertir en plata dura y pueda girar dividendos en plata dura. Si los inversores no pueden sacar los dólares, nadie va a poner un dólar más hasta que saquen el cepo. Lo mismo les pasa a todos los argentinos con dólares en el colchón o en cualquier lugar. Ni locos meten un dólar en el circuito si hay cepo. Dicho en palabras más sencillas, con cepo no hay inversión mayorista ni minorista en ningún tipo de actividad, aunque sea en un Kiosco.
En el medio de esta película, siguen las renuncias al consejo de asesores económicos del Presidente. Esta vez le toco a Teddy Karagozian, empresario y hasta esta semana miembro del consejo. En este caso sus discrepancias fueron más duras que los anteriores renunciantes y lo echaron: “no ve” la recuperación económica de la que habla la Casa Rosada, y estimó que ante la crisis “uno tiene que despedir lo antes posible porque después quizás no tiene capacidad financiera para pagar la indemnización de esos empleados”. Recordemos que en esta lista se encontraba Fausto Spotorno, economista jefe de la consultora de Orlando Ferreres, quien hace diez días renunció a formar parte del grupo. También ya lo había hecho Rodriguez un tiempo atrás, quién sería nada menos que el jefe de todos sus asesores económicos. Nadie abandona un barco si es que no hay problemas en la travesía, lo que indica que algo raro está sucediendo. Al igual que en Hamlet, del célebre dramaturgo inglés William Shakespeare, «algo huele mal en Dinamarca«.
Como si fuera poco, el ministro Caputo decidió defaultear los contratos de energías renovables esta semana. Un programa que impulso Macri en su gobierno. Luego del default de la deuda acumulada a partir de la devaluación de diciembre con las generadoras, que tuvieron que aceptar un bono con una quita del 50 por ciento, ahora vino por las generadoras de renovables. Para que se entienda, el saldo pendiente por generación se encuentra impago en el orden del 70% mensual desde marzo a esta parte, lo que quiere decir es que Caputo solo está pagando el 30% de la energía térmica e hidroeléctrica que se inyecta en el sistema. Será por esa razón que los generadores dicen: «El superávit fiscal lo estoy bancando yo» dado que Economía ya acumuló una nueva deuda de más de USD 3500 millones de dólares con el sistema. Ahora Caputo dejó de pagarles, incumpliendo contratos que tienen la posibilidad de ejecutar un Put por más de USD 4.000 millones más, con las generadoras de renovables. ¿De qué equilibrio fiscal estamos hablando?
En fin, tengo miedo de que aquel arranque de diciembre de Milei, claramente exitoso pese a la debilidad estructural de su gobierno, pierda rápidamente impulso y que las dudas de los mercados comiencen a transmitir su preocupación a la sociedad. Si bien ello no se ve todavía, por la baja de la inflación y un sentimiento dominante de esperanza en el futuro, resulta a esta altura sumamente precario. De a poco vamos descubriendo demasiadas cosas juntas: los asesores económicos se van o los echan, el equilibrio fiscal solo se logra no pagando -la famosa bicicleta de Melconian- y los que defienden la propiedad privada como quiere el Presidente, son un complot golpista que quiere desestabilizarlo. Ojalá no se cumpla aquella frase fantástica de un gran amigo: no es que era bueno, nunca había tenido la posibilidad de ser malo.
Como lo expresé hace una semana atrás. Somos ciudadanos, pertenecemos a un colectivo social y también somos el famoso mercado y todo al mismo tiempo. Mi temor hoy es que si como mercado, tengo más dudas que certidumbres y como colectivo social vengo sufriendo con esperanza que se me está transformando en ansiedad, mi próximo paso tal vez sea que la ansiedad se comience a percibir como frustración en cuyo caso como ciudadanos, muchísimos de nosotros ya ni siquiera vamos a votar a este gobierno por descarte. Ojalá no suceda.