13 febrero, 2023
A pocos meses de las PASO, los candidatos presidenciales proliferan en la oposición y eso preocupa a los estrategas electorales del espacio
Cinco son multitud: el dilema de Juntos por el Cambio por la cantidad de precandidatos presidenciales
Hay algunos que están cantados y llevan tiempo impulsando su candidatura. Por ejemplo, dentro del PRO, tanto Horacio Rodríguez Larreta como Patricia Bullrich, son de hecho precandidatos presidenciales desde hace meses. El jefe de Gobierno porteño, por caso, no tiene opciones. Terminado su segundo mandato sin posibilidad de reelección en el distrito, su destino es la candidatura presidencial o el ostracismo. «¿Vos te imaginas a Horacio de senador o diputado? Es un tipo de gestión, o gestiona o desaparece», dicen en su círculo íntimo, con toda lógica.
Por su parte, Bullrich también juega a todo o nada. Hay diversas cuestiones, pero una de ellas son los tiempos biológicos: «¿Cuánto puede esperar Patricia? Si el que gana gobierna 8 años ya no tendrá sentido intentarlo siquiera». Pero la fuente refuerza con otros motivos: «Lo dejó claro cuando la obligaron a bajarse de la candidatura a diputada en 2021. Ahora que nadie se sorprenda», indica. Además, no tendría por qué autoproscribirse, tiene una muy alta intención de voto.
Siempre se supo también, que la alianza opositora tendría, al menos un tercer candidato, proveniente de las filas de la UCR. A diferencia de lo ocurrido con Cambiemos en 2015, este radicalismo es más fuerte, tiene tres gobernadores, potencia electoral en la CABA y una construcción renovada para lo que suele ser el partido de Leandro Alem. Podrá ser Gerardo Morales, el más perfilado hoy, o algún otro, pero habrá al menos un precandidato radical.
Ahora bien, hace unos días se sumó Elisa Carrió. La capacidad de tracción electoral de la polémica chaqueña es baja, pero un porcentaje de los votos se va a adjudicar. Y detrás de ella insinuó la posibilidad de mandarse a la contienda, Ricardo López Murphy, para representar el espacio más liberal de Juntos. Este es el conteo por ahora, pueden venir más.
El problema que detectan los estrategas electorales de la alianza es que la dispersión de votos entre todos ellos en las primarias, puede dejar la sensación de que, incluso el ganador de la compulsa, obtenga un muy bajo porcentaje de votos y ofrezca la impresión a los electores que es «un perdedor».
«Vos pensá que Juntos tendría hoy cerca del 40% de los votos. Pero distribuido entre 5 precandidatos eso es muy poco para cada uno. De hecho, los mejor posicionados que son Larreta y Bullrich están muy parejos en las encuestas. Si entre Carrió y Lopez Murphy se quedan con un 10% queda solamente un 30%. Si uno de los tres restantes, tiene un triunfo contundente, ¿con cuánto será? ¿con un 15%?, es muy flojito», expresa uno de dichos estrategas.
No le falta razón. «Seguime en esto», pide al cronista. «El oficialismo va con dos candidatos, ponele. Ellos tienen alrededor de un 30%, pero el 20% de esos, al menos, es kirchnerista. Van a su primaria y el candidato de Cristina (Kirchner), digamos (Sergio) Massa, saca el 22% de los votos. El mejor de ellos le ganó al mejor nuestro, al margen que una alianza le haya ganado a otra por 10 puntos. La gente y los medios, inmediatamente personalizan. ’Ganó Massa’, van a titular, y ¿cómo damos vuelta esa impresión?», se sincera el mismo pensador de tácticas electorales.
No es un disparate. Por otro lado, la dispersión de los votos en las PASO genera otros problemas, más allá de los estrictamente electorales. Otra fuente proclive al diálogo indica: «Además de lo que decís, con lo que coincido, hay otro problema. Pensá que incluso así, ganemos la elección general. Lo que no queda claro es el liderazgo. Si el candidato nuestro le ganó en una interna por 3 puntos a quien le siguió y por 5 al tercero ¿Quién manda en el espacio? Las disputas entre unos y otros van a ser permanentes y a complicar un eventual gobierno», dice.
«Si nos remitimos a 2015, hubo tres candidatos. Pero del 30% de los votos totales que sacó Cambiemos, (Mauricio) Macri, se quedó con el 25%. (Ernesto) Sánz sacó el 3% y Carrió el 2%, todo quedó muy claro, el líder era uno. Pero en el esquema actual la confusión y las ambiciones de cada uno van a ser grandes», explica el especialista.
De a poco, la búsqueda de la oposición de dirimir todo en las primarias empieza a tornarse un intríngulis complejo, tanto en lo referente al escenario electoral, como a un posterior eventual gobierno si existiese una victoria.
Y está dicho, hay rumores intensos de que podrían sumarse candidatos, por ejemplo, de que el radicalismo podría ir con más de uno, lo que bombardea sus propias posibilidades, pero además, atomiza todavía más los votos dentro de la alianza opositora. Las PASO son el instrumento más democrático para dirimir postulaciones, pero no son un lecho de rosas.
*iP/ by S.R.