Fue en un experimento realizado con roedores que culminó cuando el virus llegó al cerebro y en ese mismo momento se produjo el deceso, de acuerdo con la información publicada en actualidad RT.
Priti Kumar, profesor de Yale y coautor de la investigación, señaló que «por primera vez pudimos visualizar en tiempo real la proliferación del SARS-CoV-2 en un animal vivo y, lo que es más importante, los lugares en los que los anticuerpos deberían ejercer influencia para detener la progresión de la infección«.
Para los ensayos utilizaron marcado bioluminiscente y microscopía avanzada a fin de rastrear la propagación del virus en el transcurso de seis días a nivel de células individuales.
En los animalitos, el SARS-CoV-2 tomó una ruta similar a la que sigue en los humanos, con altas cargas virales que aparecieron primero en las fosas nasales, luego se desplazaron rápidamente a los pulmones y, finalmente, a otros órganos. Pero el desenlace fue fatal en cuanto tocaron el cerebro,