11 junio, 2021
Ciencia: Investigan los beneficios nutricionales de la tucura sapo, plaga en Chubut
Un equipo de especialistas del INTA y el Conicet, analizó las características de la «tucura sapo», que suele devorar las plantas de la región patagónica.
Los insectos son fuente de proteínas de alta calidad y pueden ser utilizados como alimentos, tanto para animales como para humanos. En este sentido, un equipo de especialistas –integrado por investigadores del INTA Bariloche y del Conicet– analizó las características nutricionales de la especie Bufonacris claraziana, un insecto herbívoro característico de la región patagónica.
“La búsqueda de una alternativa proteica más sostenible, que sea de calidad y valor nutricional similar a las fuentes de proteínas actuales, es una tarea desafiante. Los insectos son particularmente ricos en proteínas por lo que pueden proporcionar un alto aporte calórico como alimentos”, detalló Valeria Fernández-Arhex, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias Bariloche (IFAB), unidad dependiente del INTA Bariloche y del Conicet.
“El objetivo del estudio fue evaluar la calidad nutricional de Bufonacris claraziana, una tucura del orden de los Ortópteros que no posee alas, conocida como ‘Tucura sapo’ y que es considerada plaga en la región patagónica argentina”, señaló Fernández-Arhex.
Este trabajo preliminar reveló que el polvo obtenido de esta especie contiene 70% de proteínas, valores comparables a los de la carne de res y leche.
Esta especie se caracteriza por completar un único ciclo vital a lo largo del año, con una extensa diapausa embrionaria obligatoria. Tanto las ninfas como los adultos tienen grandes desplazamientos a través de la estepa patagónica y en humedales, espacios en los que consume prácticamente todas las plantas a su paso.
Para el estudio de los valores nutricionales fueron recolectados 104 ejemplares adultos de un pastizal natural ubicado en Cushamen, comuna rural ubicada en la provincia de Chubut. Ya en el laboratorio fueron introducidos en un congelador, a 20°C bajo cero, hasta su muerte. Luego fueron lavados con agua potable de grifo y colocados en horno a 60°C durante 24 horas.
Cuando las tucuras estuvieron completamente secas se las molió con un tamiz de 1 milímetro para obtener un polvo fino, sobre el cual se realizaron los análisis de composición química: proteína total, grasa total, humedad y cenizas. El nivel de carbohidratos fue de 11,30%, superior al de otros ortópteros (orden de insectos con un aparato bucal masticador), como la langosta migratoria (Locusta migratoria).
Con respecto al porcentaje de humedad, grasa y cenizas fue razonablemente bajo, menos del 10%. Y casi todos los parámetros evaluados, excepto el contenido de cenizas, superaron el valor promedio registrado para ortópteros comestibles.
El alto porcentaje de proteínas encontrado en el polvo de Bufonacris claraziana, coloca a esta especie en un potencial recurso proteico para el desarrollo de productos alimenticios para animales y humanos.
“También se destaca el bajo contenido de humedad, valor que indica una baja susceptibilidad a la contaminación microbiana, lo que sugiere que el polvo se puede almacenar durante un largo período de tiempo sin el riesgo de deterioro microbiano. Excelente indicador en la producción de alimentos”, destacó Fernández-Arhex, coordinadora de un equipo de investigación que nuclea a especialistas del INTA, el INTI, el Conicet, el Instituto Tecnología de Alimentos (ITA) y el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (Inibioma) y Senasa.
Los resultados obtenidos abren un abanico de posibilidades que conducen a la necesidad de realizar futuros análisis para contar con mayor información acerca de la posible utilización de esta especie como fuente de alimento para animales como peces, aves de corral o cerdos.
“En la Argentina aún no existe un marco regulatorio para la cría de insectos o la producción y comercialización de productos derivados para consumo animal o humano. Por esta razón, este trabajo representa un punto de partida hacia el diseño de intervenciones tecnológicas capaces de fortalecer la seguridad alimentaria, la sostenibilidad y la autosuficiencia de la producción de proteínas en las comunidades locales de los países en desarrollo”, aseguró la investigadora a cargo de la investigación.