7 noviembre, 2021
Por Juana de Arco*
Nadie sabe que pasa concretamente pero en menos de dos meses habrán visitado la provincia del Chubut un presidente en funciones, un expresidente de la Nación, parte del pleno del gabinete nacional, todo tipo de dirigentes sociales, y por lo menos los seis principales referentes de la oposición. Un verdadero boom de turismo político se podría decir, que confirma al parecer un mercado potencial de visitantes de ‘adventure trip’, dada la desperiodicidad de las olas de arribos, y la falta de claridad de objetivos de un segmento de viajeros -de medio día o una noche de pernocte como máximo- que ya se estaría caracterizando en términos de e-turismo sencillamente como un fenómeno postpandemia de lo que se daría en llamar como ‘Arribeños’
De hecho en menos de 60 días vino Alberto Fernández de nuevo, pese a la mala experiencia en la Cordillera, esta vez con nueve ministros (Gómez Alcorta; Cabandié; Soria; Kulfas; Lammens; Filmus; De Pedro, Katopodis y Vitobello) un ramillete federal que dejó la sensación de no llegar a tener muy claro en que coordenadas nacionales habían aterrizado, al decir por el empobrecido discurso y anuncios, pero que aprovecharon la naturalización de la crisis local para subirse a la ola de lamentos y promesas.
El sector de e-turismo político que está desembarcando en Chubut es, eso sí, de alta gama: en general utiliza aviones privados (u oficiales como el Tango 04 que usó Alberto hasta Comodoro cuyo costo operativo es de 6 mil dólares la hora), se alojan aunque sea por medio día solamente en Hoteles 5 o 4 estrellas, ocupan más de 3 habitaciones por topetitud, aunque se trate de un sólo fugaz pasajero; seguramente contratan algunos salones de reuniones, ingieren varias copiosas comidas con invitados especiales y generan gastos de traslado, atenciones, regalos de recepción y movimiento logístico no menores al millón cada uno. Eso sí, no utilizan ni tarjeta de crédito ni efectivo, todo lo paga el pueblo con sus impuestos y con inversión de los entusiastas anfitriones. Todo un fenómeno este nuevo segmento de ‘visitor bureau‘.
Siguiendo con la crónica del fenómeno, y como para certificar que se trata de una actividad en franco crecimiento, vale recordar que después de la oleada de funcionarios cayeron al cielo chubutano los militantes, referentes K como Grabois, Vera y el “Chino” Navarro, como para arengar los bolsones de pobreza del Valle, y ponerle puntos de admiración populista a la coyuntura que anida en la glorieta de Adrián, en la ciudad de Luis.
No terminaban de irse los oficialistas y ya iban descendiendo las escalinatas de las aeronaves los opositores, y para no ser menos, dos presidentes partidarios: la titular del PRO, Patricia Bullrich y el de la UCR, Alfredo Cornejo. Atrasito nomás cayó el segmento legislativo con Cristian Ritondo y Mario Negri que sobrevolaron la zona para respaldar a los candidatos provinciales, y como ‘cachetada de loco’ le siguió la bajada cordillerana pos-tribunalicia del propio expresidente Mauricio Macri en busca de La Paz, y horas después el mejor posicionado, Horacio Rodríguez Larreta apenas hace un par de días.
El tusimo de «arribeños» tiene su lado positivo también, hay que decirlo. Se caracteriza por demandar fuertes dispositivos de seguridad que termina ligando la ciudadanía, los sectores que van a visualizar reciben un acondicionamiento especial con pintada de cordón cuneta incluído y contribuyen al posicionamiento del márketing del destino en todos los medios nacionales por unas horas. Por otro lado, ni generan embotellamiento ni alteran el ritmo social ni cultural de los destinos ya que ni toman contacto con los nativos.
Para no ser menos y completando la temporada de «Arribeños», esta semana no se perderá el destino vip en materia de campaña, el mismísimo ministro de Economía, que pasará una noche bajo cielo petroka en el inicio de una semana clave por tratarse de la recta electoral, con el dólar desbocado y las reservas al rojo vivo, pero sin perderse el tour por un territorio devastado entre la corrupción, la postergación y la incertidumbre que vale la pena seguir horadando con promesas.
“Falta que venga el Papa Francisco y cartón lleno”, destacó como al pasar un parroquiano acodado en una cafetería del Valle, admirado por los próximos ‘visitantes ilustres’ que esta semana arriban al territorio que conduce Arcioni a los barquinazos, entre quienes se volverá a contar otra vez con el paseo de “Wado” De Pedro, presuntamente a puntear todos las anuncios que se hicieron, para evitar volver a prometer lo mismo.
Tanto entusiasmo visitante puede significar algunas pocas cosas: o que hay recursos que se quieran negociar, poder que se busque garantizar para sí, o votos que se traten de rascar con la cuchara de la demagogia del fondo de una olla a presión, como la provincial. Porque dejar algo medible, en términos de beneficios provinciales o sectoriales, no se ha podido materializar nada aún.
Después del sorpresononón que se produjo en las PASO (como dicen en el país de la Mona al que quiere integrar a su reino Alberto), se trata de garantizar el quórum en la Cámara Alta, que es donde gobierna Cristina, y hacia donde viraría del todo el comando central los dos años que quedan de mandato. Si ese quórum queda tecleando como parecería ser si se repiten los resultados, otra será la historia y el mapa del poder gaucho.
En concreto, en Diputados se disputarán 127 bancas y en el Senado, 24. Más de la mitad de los cargos para la Cámara baja saldrán de cuatro distritos: Buenos Aires (35 diputados), Ciudad de Buenos Aires (13 diputados), Córdoba (9 diputados) y Santa Fe (9 diputados).
Pero en el Senado, el Frente de Todos deberá renovar 15 bancas; mientras que Juntos por el Cambio, 9. De esas bancas que se renuevan, en la provincia que más podría perder el Frente de Todos es precisamente en Chubut, de allí el entusiasmo por la zona.
Actualmente los bloques poseen las siguientes bancas por provincia: Catamarca (2 Frente de Todos, 1 Juntos por el Cambio); Chubut (3 Frente de Todos); Córdoba (2 Juntos por el Cambio, 1 Frente de Todos); Corrientes (2 Frente de Todos, 1 Juntos por el Cambio); La Pampa (2 Frente de Todos, 1 Juntos por el Cambio); Mendoza (2 Juntos por el Cambio, 1 Frente de Todos); Santa Fe (2 Frente de Todos, 1 Juntos por el Cambio) y Tucumán (2 Frente de Todos, 1 Juntos por el Cambio)
Para colmo, por Chubut el oficialismo perderá tres manos fielmente enyesadas: Nancy González (Frente de Todos), Mario Pais (Frente de Todos) y Alfredo Luenzo (Frente de Todos). Y si no remontan, les quedará la banca que ocupará Carlos Linares y podría perder dos a manos de Nacho Torres y Ana Clara Romero. Lo que en proyección puede significar un candidato a Gobernador, en 2023 y una candidata firme a la Intendencia de Comodoro Rivadavia, lo que es lo mismo que perder el control de la Provincia.
En este marco, no es de extrañar que al que no se le ha dado por turistear por la zona en esta sintomática jugada electoral donde Arcioni anda también de paseo cada vez que le caminan la zona, sea precisamente el aliado circunstancial y transeúnte permanente de la avenida del medio, el mediador Sergio Massa, que no en vano ya promueve un acuerdo expreso con la oposición.
Este tipo de visitantes políticos circunstanciales -sean del sello que sean-, son vistos por la ciudadanía como verdaderos predatory travelers: saquean, contaminan y regatean. Lejos de ‘dejar nada bueno’, como dicen las vecinas, auguran un escenario de mayor intervención y esquilme. No en vano la coincidencia de la muchachada partidaria local de uno y otro bando, de evitar la nacionalización de la campaña. Después de todo ¿qué pueden prometer de nuevo Fernández o Macri a los chubutenses? Y sobre todo ¿qué puede prometer, parecido a algo que hayan cumplido?
En la otra vereda, la tercera posición que agita el Provincialismo electoral, es la misma que contribuye a que nada cambie, siendo gobierno actualmente.
Sencillamente porque gobernar para el gauchaje parece requerir seguir sometiendo en las limitaciones a los gobernados, probablemente ninguna de estas facciones quiera que el patio de atrás de acopio de commodities, que es hoy Chubut, doblegada por deudas, desprovista de proyectos productivos, hundida en el atraso salarial, en la desfinanciación de obras públicas, carente de infraestructura básica, abrumada por la crisis de salud, de educación y por los bolsones de pobreza que crecen mes a mes en el conglomerado más populoso donde funge además su Capital; levante cabeza con proyectos alternativos o ideas peregrinas de cambios muy profundos.
De hecho, además de coincidir en el vacío discursivo y en el sostenimiento de este lamentable statu quo, está claro que si en algo también estan de acuerdo todos, es en esto de visitar nuestra crisis territorial como si se tratara de un verdadero ‘atractivo natural’ sobre la cual sembrar declamaciones obvias, adulaciones innecesarias y barruntas. Y ya lo decía John William Cooke, “Los pactos políticos entre fracciones adversas son siempre de mala fe, aunque sean convenientes”