4 abril, 2023
Fue fruto del aislamiento de la pandemia, pero el invento de una start-up china se ha vuelto muy popular. Otro síntoma más de nuestros tiempos despersonalizados.
Amores del futuro: China populariza una máquina para besarse a larga distancia
Por Luis Alberto Hara*
La máquina llamada MUA transmite datos de besos a la distancia, los cuales son generados a través de sensores dentro de unos labios de silicón. El artefacto recibe los datos y hace que los labios se muevan conforme a los besos que ha recibido por parte del emisor.
Como el nombre sugiere, el aparato emite además el sonido distintivo de los besos de manera suave e incrementa su temperatura, intentando darle autenticidad a la experiencia. De esta manera una pareja puede besarse a la distancia, reproduciendo la forma de besar de cada uno.
Al parecer, más de veinte mil personas ordenaron una de estas máquina apenas dos semanas después de su lanzamiento. La idea brotó de los severos confinamientos a los que ha estado sometida la población en China desde el inicio de la pandemia de covid-19, en el año 2020.
Desarrollado por la compañía Siweifushe, MUA cuesta alrededor de cuarenta dólares. Y aunque parece salido de una película de David Cronenberg y pese a que para algunos usuarios es un tanto extraño, sobre todo por la ausencia de una lengua o el carácter unisex de los labios, su recibimiento parece haber sido muy positivo, con buenas reseñas.
Algunos usuarios agradecen que a través del aparato pueden mantener cierta intimidad pese a la distancia, pero al mismo tiempo, su uso puede ser un tanto preocupante, especialmente después de que la pandemia ha terminado. Esto en tanto que parece ser otro síntoma más de una distancia normalizada, de un miedo al contacto físico o de una «mediatización» de las relaciones. E incluso, de una falta de pensamiento erótico, pues aunque para algunos el aparato tiene la función de fomentar la imaginación al imaginar el rostro o la presencia del amado a través de los datos del beso, esto también reemplaza la imaginación pura y la fantasía que no requiere de ningún gadget -o no requería-.