“Incluso cuando de verdad la prohibición dure 30 días o se revierta la semana que viene, el daño a la credibilidad ya está hecho”, indicó la consultora dirigida por el ex secretario de Finanzas Miguel Kiguel.
La entidad puntualizó las consecuencias negativas que tendrá la decisión de suspender las exportaciones de uno de los sectores que mostró mayor dinamismo y crecimiento en los últimos años y alertó que “de ahora en más será más difícil convencer a un empresario que invierta en los diferentes eslabones de la producción de carne”.
“Exportar carne no es lo mismo que exportar petróleo o soja, cuesta abrir los mercados y la etiqueta de Argentina como proveedor no confiable es todo lo que necesitan nuestros competidores para quedarse con nuestra cuota de mercado”, manifestó, al tiempo que señaló que “Brasil y Uruguay festejaron la medida argentina”, en tanto representa potenciales nuevos compradores para ambos países.
Econviews lamentó en su informe que “la Argentina sigue tropezando con la misma piedra” y planteó que “a menudo se dice que no se puede usar un solo instrumento para resolver muchos problemas, pero a veces tan sólo un error de política crea muchos problemas”.
“El anuncio de prohibición de exportación de carne por 30 días parece ir en esa dirección”, sentenció, en tanto relativizó el propósito oficial de impulsar una baja en los precios de los cortes populares de carne vacuna con esa medida.
En ese sentido, consideró que “si lo que se intenta es bajar la inflación, es muy difícil que lo logre y si lo hace será exclusivamente en el corto plazo”.
“Es cierto que la carne subió de precio bastante más que la inflación”, reconoció, para recordar al respecto que “el precio del novillo en Liniers creció 101% en el último año” y que “la carne picada en el Gran Buenos Aires subió 63,85%, 17 puntos más que la inflación minorista”.
Pero Econviews advirtió que “este tipo de medidas lo que hacen es reducir la oferta en el mediano plazo y por ende subir los precios, con el efecto secundario de reducir la oferta exportable también”.
Asimismo, señaló que “la última vez que se implementó algo similar, la Argentina perdió 10 millones de cabezas, pasó de 57 a 47 millones de bovinos”, en referencia al cierre de exportaciones de 2006 a 2009.
Como alternativa a la suspensión, la consultora admitió que “incluso una suba moderada de las retenciones hubiera sido mejor”.
Por otra parte, alertó que “el cierre de exportaciones también manda un nuevo misil al campo, un sector que desde hace 13 años no logra amigarse con el kirchnerismo”.
En un repaso de los conflictos entre el oficialismo y los ruralistas, Econviews enumeró “3 encontronazos de diferente magnitud”: la suba de retenciones en diciembre 2019, la fallida estatización de Vicentín en junio de 2020 y el intento (luego revertido) de cierre de las exportaciones de maíz a comienzos del 2021.
“Están tirando de la cuerda, el gobierno parece haber tenido poco tacto”, agregó, luego de recordar que “tan solo en octubre pasado había hablado de 10 consensos, el primero de los cuales era exportar más”.
De esta forma, concluyó, “dinamitan su propia credibilidad”.