10 marzo, 2022
Un durísimo posicionamiento interno del empresariado pesquero se conoció este jueves tras el insólito paro del Sindicato de Trabajadores de la Alimentación que provocó la pérdida de competitividad de más de 260 toneladas de langostino, en un momento donde el sector trata de recuperarse del golpe de la pandemia, de garantizar los puestos de trabajo y de sostener mercados.
Desde la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP), que concentra al grueso de la industria en Puerto Madryn, rechazaron enérgicamente la medida incomprensible de un sindicato que sin estar afectado directamente por los problemas que estaban en reclamo, complicaron la operatividad de todas las empresas y de la ciudad.
CAPIP consideró inadmisible «que una vez más, el STIA haya declarado y llevado adelante un paro total de actividades con cortes de rutas, interrumpiendo el normal ingreso de mercadería perecedera a las plantas por conflicto que ellos mismos declaran ajenos a nuestras asociadas», aseguraron.
«Está medida provoco que más de 260 toneladas de langostino, no se procesaran en tiempo ideal y en consecuencia se obtuviera un producto de inferior calidad, baja o nula rentabilidad, perjudicando a la empresas que integran nuestra Cámara», dijeron.
El hecho se produjo cuando la cúpula del STIA decidió ‘solidarizarse’ con otros gremios en conflicto y poner en vilo la producción. Según explicaron desde la Cámara empresaria «El gremio comunica y lo expresa públicamente que la medida es contra el Acta Acuerdo que firmaron la Secretaría de Pesca Provincial, la Administración del puerto de Comodoro, el SUPA y la CAFACH, para abastecer de merluza a las plantas de Comodoro y eventualmente a plantas del Valle para destrabar el conflicto con los estibadores». O sea que nada tenía que ver la actividad de las plantas de Madryn vinculadas centralmente a langostino y que terminaron con serias pérdidas por la inesperada iniciativa solidaria.
El acuerdo aseguraba que por un tiempo determinado parte de la flota descargaría merluza en Comodoro, destrabando el conflicto con los estibadores, y aseguraba -a las plantas locales- la posibilidad de trabajar con merluza fuera de la temporada de langostino. Lo curioso, es que ninguna de las Empresas de CAPIP participó del acuerdo cuestionado por el STIA, y que da origen a la medida de fuerza descrita y sin embargo fueron las más perjudicadas por el sorpresivo paro.
Según explican desde el sector empresario «Hace años que cada medida de fuerza viene acompañada de gomas que queman los portones de acceso a las plantas, cortes de ruta, amenazas al personal administrativo, toma de plantas, escraches, actos violentos, inclusive el deterioro de la materia prima, como sucedió en este caso. Todo esto se ve amplificado cuando el cese de actividades no guarda ninguna relación con las Empresas que lo sufren, y por ende las que se ven perjudicadas. Estas acciones atentan a contra planes de inversión y naturalmente con aumento de puestos de trabajo», reclaman.
De hecho, parte del conflicto en Comodoro y el ‘vaciamiento’ de actividad que se evidencia desde hace unos años se origina según los entendidos en la escalada de conflictividad gremial que hace prácticamente imposible planificar inversiones y desarrollo sostenido.
Finalmente desde CAPIP lanzaron una solicitud explícita a la dirigencia política: «por todo lo expuesto, esta Cámara Empresaria solicita a las autoridades Provinciales y a las autoridades gremiales arbitrar los medios necesarios para defender la actividad, actuar con responsabilidad, cumplir y hacer cumplir el marco legal vigente, el que garantiza el derecho a huelga, pero también garantizar el derecho a trabajar y no generar situaciones de evidente inequidad e injusto perjuicio a la producción», remarcaron.