El mar que rodea a la Antártida tuvo un promedio de 17 millones de kilómetros cuadrados de hielo; una parte se derrite en verano y vuelve a recuperarse en invierno; pero esta recuperación apenas alcanzó a los 14 millones de kilómetros
A raíz de un nuevo récord de temperaturas elevadas en casi todo el planeta, la Antártida no logró recuperar la masa de hielo que pierde todos los veranos, y ahora se mantiene en los niveles más bajos para esta época del año, desde que se tiene registro.
Mientras el hemisferio norte se sofoca en una ola de calor sin precedentes, muy al sur, en pleno invierno, se rompe otro récord climático que inquieta a los ambientalistas. El hielo marino antártico cayó a niveles sin precedentes.
Cada año, el hielo marino antártico se reduce a sus niveles más bajos a fines de febrero, durante el verano del continente y luego se reconstruye durante el invierno. En los últimos 10 años esa reconstrucción no fue total. En 2021 y 2022, y en lo que va de 2023 estuvo muy por debajo de lo esperado. Según explicó a Télam, Juan Manuel Lino, Geólogo del Instituto Antártico Argentino, en esta época del año “lo que tenemos es una menor superficie de mar congelado de lo esperado. No es que desapareció en la Antártida algo del tamaño de la Argentina, sino que no se formó el promedio habitual de hielo marino, y estamos por debajo del promedio” y agregó: “Las dimensiones que no se formaron sí son del tamaño aproximado de Argentina”, añadió.
El climatólogo, doctor en Ciencias de la Atmósfera y los Océanos por la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Conicet, Leandro Díaz, agregó a esta agencia que “para esta época del año se esperan 17 millones de kilómetros cuadrados de mar cubierto con hielo alrededor de la Antártida que en promedio es lo que habitualmente pasa desde 1979″ y, de esos 17, “estamos teniendo más o menos 14,5 (millones de kilómetros cuadrados). Esa diferencia de 2,5 millones de kilómetros cuadrados es como más o menos la superficie de Argentina”.
El hielo marino no regresó a los niveles esperados. De hecho, está en su nivel más bajo para esta época del año desde que comenzaron los registros hace 45 años.
“Digo que no al alarmismo, pero hay que vigilar la situación”, explicó la glacióloga del Instituto de Oceanografía y Geofísica Experimental (Ogs) de Trieste, Florence Colleoni, citada por la Agencia ANSA. “El hielo marino estaba ‘bajo’ en 2022, en 2023 está ‘muy bajo’, muy por debajo de 2010 o antes, pero eso no permite decir si la situación será igual o peor en 2024″, comentó ante la noticia.
Colleoni completó dos misiones de investigación a la Antártida a bordo del buque de investigación ‘Laura Bassi’. A diferencia del Ártico, para el que existe un caso de estudio que muestra una clara tendencia acerca de la pérdida de hielo, para la Antártida es “difícil decir que se está produciendo el mismo fenómeno”. “Pero podemos afirmar que observamos algo extraordinario”, explicó Colleoni.
¨El océano se ha calentado de manera acelerada, pero estamos subestimando esta velocidad. Todavía no sabemos cuál es la influencia del calentamiento global, pero ciertamente amplifica el impacto de algunos fenómenos”, advierte la especialista.
Colleoni distingue el efecto del calentamiento en el hielo terrestre, para el cual existen datos desde hace una década, del que tiene en el hielo marino, que “todavía necesita ser estudiado”.
“El calentamiento global es un problema socioeconómico, no podemos cambiar radicalmente nuestro estilo de vida -responde la científico- pero debemos invertir en la búsqueda de energías alternativas y optimizar el uso de la energía, que será la clave en el futuro”.
La Antártida se calienta más rápido
La Antártida es un continente cubierto de hielo rodeado por el océano que posee el 90 % del hielo mundial. Esta cobertura, denominada “manto de hielo” (ice sheet), es una masa de hielo de origen terrestre formada como resultado de la acumulación y de la compactación de la nieve durante miles de años. La prolongación sobre el mar del manto constituye una plataforma de hielo flotante (ice shelf).
El manto de hielo antártico está compuesto del manto de hielo de la Antártida Oriental y el de la Antártida Occidental. La mayor parte de este último está apoyado sobre un substrato rocoso situado por debajo del nivel del mar. Alrededor de la Antártida, la extensión del hielo marino, que se forma a partir del agua del océano, aumenta en invierno y disminuye en verano.
El mayor iceberg del mundo se desprendió de la plataforma de hielo Roone, al noroeste de la Antártida Foto: AFP
La Antártida no se ha librado del cambio climático. Más bien al contrario. En un contexto de calentamiento global, el aumento de la temperatura a altas latitudes es más fuerte que el aumento de la temperatura media global. A este fenómeno se le conoce con el nombre de “amplificación polar”.
La retroalimentación hielo-albedo es uno de los procesos que explica este fenómeno. El aumento de la temperatura cerca de la superficie contribuye a la fusión del hielo, lo cual contribuye al aumento de la temperatura. ¿Por qué? Porque el albedo — es decir, la fracción de energía solar que es reflejada por una superficie — del océano y del suelo subyacente es inferior al del hielo.