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16 abril, 2024

“Bellas Artes”: la serie que se ríe del esnobismo y la corrección política

La nueva producción de Mariano Cohn y Gastón Duprat tiene guión de Andrés Duprat, director del Museo de Bellas Artes. Una serie divertida y actual

Por Adriana Lorusso*

Antonio Dumas es el flamante director del Museo Iberoamericano de Arte Moderno de Madrid. Prestigioso, respetado y con gran formación, Dumas es también un hombre de vuelta de todo, irritable e impaciente frente a los problemas de la vida cotidiana. Y problemas van a sobrarle en la gestión de esta institución que presenta desafíos en todos los planos. Desde presiones políticas, hasta artistas desmesurados, pasando por errores del personal, gremialistas en pie de guerra, protestas del público y acusaciones en nombre de la corrección política.

Pero, lo que para Dumas es un incordio, para los espectadores de “Bellas Artes”, la serie que este personaje interpretado por Oscar Martínez protagoniza; es una oportunidad de divertise. Recién estrenada en Star+, la última producción de la dupla imbatible de Mariano Cohn y Gastón Duprat (“Nada”, “El encargado”, “4×4” y tantas más), tiene además un guionista muy especial: Andrés Duprat. El hermano de Gastón, miembro habitual de esta genial factoría, es también el director del Museo Nacional de Bellas Artes. Autor de “El hombre de al lado”, “El ciudadano ilustre”, “Mi obra maestra” y coguionista de “Competencia oficial”, tiene un conocimiento de primera mano del mundo del arte y un talento especial para reírse de las debilidades de los personajes que lo habitan. Con él dialogamos sobre esta historia que, reconoce, tiene más de una situación inspirada en su propia vida.

Pero antes de seguir adelante, algunos datos más sobre la serie: tiene 6 capítulos de 30 minutos, está protagonizada (como se mencionó más arriba) por Oscar Martínez junto a un elenco español en el que se destacan José Sacristán y Ángela Molina. Fue filmada en Madrid, en locaciones preparadas especialmente para simular las instalaciones de un museo. Muchas de las obras que se ven sobre las paredes son de artistas argentinos como León Ferrari, Alejandro Kuropatwa y Graciela Sacco. Hay también cuadros de Ale Cohn (un homenaje al hermano trágicamente muerto de Mariano) y de otros miembros de la producción. La segunda temporada ya está en marcha.

Los tópicos de la serie

“Bellas Artes” trata sobre el mundo del arte, pero no es un serie “de nicho”. La vanidad, la rigidez y el egoísmo encarnados en la figura de Antonio Dumas -rasgos que aparecen en otros personajes creados por este trío de autores, como en “Nada” o “El ciudadano ilustre”- son tal vez los grandes temas de la producción.

“A nosotros nos divierte la impostura, la gente que pretende deslumbrar, mostrar otra cosa de lo que es -explica Andrés Duprat desde Madrid a NOTICIAS-. Del arte, lo que criticamos en la serie es, por ejemplo, que una obra valga 50 millones de dólares. Y vale eso porque hay gente dispuesta a pagarlo. Me parece un rasgo de locura de este mundo. Pero el arte también te da grandes posibilidades. Y no creemos que sean todos tontos, frívolos y esnobs. Hay tontos, frívolos y esnobs, pero un día te topas con una obra con la que se te caen las medias, una expresión humana que te sobrecoge”.

El museo, verdadero protagonista de la producción, está lejos de ser en la serie un territorio romántico, donde el arte se vive como en una burbuja alejada de la realidad. Por el contrario, está cruzado en forma permanente por la vida misma: los intereses, la minucias, las tragedias. “Un museo es una institución con muchas capas, muy compleja, donde trabaja gente de distintos sectores y de distintos intereses. Vas desde el artista más sofisticado del mundo, a la persona que tiene que limpiar los baños”, explica Duprat.

Uno de los momentos más divertidos de “Bellas Artes” (Alerta spoiler) es el ataque repetido de un colectivo militante contra una escultura que está en la puerta del museo. Se trata de una obra antigua, cuyo autor está acusado de abusar de varias mujeres. La acción desata la ira de Antonio Dumas que no admite la posibilidad de retirarla para calmar los ánimos de todos. Pero, aunque la escena se ría del director furioso, Duprat admite que la cuestión “woke” puede ser inmanejable. “A mí me parece buena cualquier renovación del pensamiento -explica el guionista-. El tema es que a veces se torna un dogma irracional. Por ejemplo, que se exija la presencia de artistas mujeres en una colección como la del Museo de Bellas Artes, que es muy fuerte en obras del siglo XIX, XVIII y XVII. Es absurdo, porque en esa sociedad efectivamente estaban soslayadas las mujeres. El arte expresa también las injusticias. Corregir el pasado me parece una operación muy deshonesta, como mentir en tu currículum. El reconocimiento debe ser de ahora en adelante”.

 

Un mundo fascinante

Cuenta también Duprat que aprendió a limitar las exigencias constantes de su trabajo en el museo, poniéndole un horario estricto a su jornada y dedicando el tiempo libre a lo que más lo entretiene: escribir. Todo lo contrario de Antonio, alguien que se define por su profesión y que cuando sale de la oficina está solo, acompañado únicamente por el gato. “Es gente que pone todas las fichas en su carrera. Y el arte no es tan importante. El arte también es un juego. Pero hay artistas que creen que están revirtiendo una situación porque hacen una crítica política. Me parece burgués y pretencioso. Para detener el hambre en Latinoamérica hacé algo, no solo una pintura”, opina el guionista.

Y aunque confiesa que como autores de la serie, parodian con mirada amorosa los puntos más absurdos de un ambiente que conocen bien, no hay región del arte que no sea atravesada por su risa. La famosa banana por la que se pagaron US$ 120.000 en Art Basel Miami, en 2019, y que es la primera imagen que aparece en la presentación y en el afiche publicitario. El artista de estética vintage que se resiste a ser olvidado. El joven creador que se cree un innovador con una obra que se inventó hace décadas. La ministra de Cultura a la que le importa más la agenda política que los temas de su propia carteta. La perfomance absurda que provoca más trastornos que buenas críticas.

“Es muy necesario que exista ese mundo. Es fascinante. Tiene aspectos de descontrol imprevistos. Todo está cada vez más pautado, pero el arte aún tiene espacios de libertad”, concluye Duprat.

 

*N/EP / by Editora de Cultura y columnista de Radio Perfil