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2 julio, 2021

Fauna marina: En plena temporada de ballenas, Nación evalúa avanzar con exploración sísmica letal

La anunciada prospección sísmica en el Mar Argentino puso en alerta ambiental a la ciudadanía y sobre todo movilizó a sectores productivos como la pesca, que ya teme el posible impacto sobre la fauna marina. Sin embargo poco se ha escuchado a los sectores vinculados al turismo, como el de Chubut, cuyo mayor recurso natural está precisamente representado por las especies marinas.

Esta semana fue lanzada la temporada de Ballenas, un recurso único para Chubut. Allí la preocupación fundamental manifestada fue lograr recuperar los visitantes y turistas que anualmente vienen a ver ballenas desde las mismísimas costas de Puerto Madryn, Puerto Pirámides y todo el Patrimonio de la Humanidad de Península Valdés.  Sin embargo se evitó hablar del inminente peligro de las exploraciones sísmicas que está aprobando Nación, y donde la actividad impacta de lleno en la especie ballenas. Tanto que EEUU prohibió durante la temporada de cetáceos este tipo de trabajos en el mar.

La figura que identifica a Chubut en el Mundo, por contar con una zona Patrimonio de la Humanidad, debería ser defendida por las autoridades provinciales ante la avanzada sísmica como método de exploración petrolera internacional. En el lanzamiento Ballenas 2021 se omitió el tema

 

Aunque el debate recién comienza, la avanzada sísmica ya comenzó en las costas nacionales con sugestivo silencio de algunos sectores, y sobre todo importante desinformación. De hecho ante de la audiencia pública reciente, tanto Parques Nacionales como el Conicet anunciaron en el mes de abril un estudio sobre las consecuencias exploratorias que podrían acarrear, pero poco y nada se ventiló sobre sus conclusiones.

A la par, organizaciones ambientalistas como Greempeace ya advirtieron que desde hace por los menos tres años se viene ‘mapeando’ el mar argentino con ondas sísmicas sobre todo las costas bonaerenses, sin informar a la ciudadanía.

El hecho es que la actividad sísmica es de probado y peligroso impacto en todo el mundo. Y no sólo sobre la vida de fauna marina. Por caso, cabe recordar que en 2010 una exploración submarina tras un estudio sísmico en un pozo de petróleo acabó con la vida de 11 tripulantes del Deepwater Horizon y originó una bola de fuego visible hasta 64 kilómetros de distancia en la costa de Estados Unidos. El pozo se hundió y generó el mayor escape de crudo de la historia norteamericana. Ese es sólo uno de los casos del desastre marino que este tipo de actividad exploratoria puede ocasionar.

 

El sector pesquero se puso de pie

 

 

Esta semana, representantes de distintas entidades vinculadas a la actividad pesquera principalmente de Mar del Plata por tratarse de la zona donde se comenzaría, cuestionaron y rechazaron los proyectos de exploración sísmica petrolera en el Mar Argentino en el marco de una audiencia pública convocada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación que comenzó este jueves y que continuará mañana con más de 500 expositores. A su vez, la Intercámara que aglutina a todas la entidades pesqueras nacionales emitieron un comunicado oficial también rechazando la exploración sísmica de probado impacto en las especies marinas.

La convocatoria a la Audiencia Pública surgió luego de que la Subsecretaría de Hidrocarburos de la Nación abriera el concurso para exploración de nuevas áreas marinas en busca de gas natural y petróleo, proceso en el que la compañía noruega Equinor presentó un proyecto para operar frente a las costas de Mar del Plata y otras localidades. De aprobarse la exploración sísmica que el proyecto plantea, uno de los mayores temores que se expusieron es la posibilidad de derrames de petróleo y las consecuencias de las ondas sísimicas sobre el ecosistema marino.

 

 

Denuncian que en Argentina ya comenzó el trabajo sísmico hace rato

 

 

A través de un monitoreo satelital, Greenpeace presentó ya en noviembre del año pasado los reportes de posición de los buques de prospección petrolera efectuando la práctica de exploración sísmica sobre el Mar Argentino desde el periodo de abril 2017 al mes de mayo de 2020. Según la organización ambientalista, el mar puede compararse a un “campo minado”. Entre las áreas afectadas, se identificaron exploraciones a la altura de Buenos Aires, Mar del Plata y al oeste de Tierra del Fuego.

Cada punto en los mapas representa un reporte de posición del buque de prospección durante la operación de exploración sísmica, representando cada movimiento entre 180 a 300 cañonazos aproximadamente. Esta práctica consiste en la realización de bombardeos acusticos que provocan un impacto en más de 300 mil km2, una superficie equivalente a la provincia de Buenos Aires. Estos buques generan un disparo cada 10 segundos, con un impacto equivalente al despegue de un cohete espacial.

 

 

Luisina Vueso, coordinadora de la campaña por la protección del Mar Argentino de Greenpeace, detalló que “entre 2017 y 2019 se entregaron más de 1 millón de Km2 del Mar Argentino para la búsqueda de petróleo hasta el año 2025. Los permisos para hacer sísmica se otorgaron por medio de una simple resolución ministerial, sin mediar anuncios ni consultas a la ciudadanía, organizaciones correspondientes y actores afectados. A tres años del proceso de inicio de exploración petrolera, el monitoreo da muestra de que nuestras aguas son un campo minado y que mientras avanza esta práctica, la biodiversidad se ve gravemente afectada.”

Entre las áreas identificadas como polígonos habilitados para exploración sísmica se encuentra el Patrimonio de la Humanidad declarado por la UNESCO, la Península Valdés, zona icónica de la Argentina que recibe la mayor población reproductora de ballenas franca austral y posee un inconmensurable valor ambiental y ecológico de biodiversidad, destacando no sólo las ballenas sino que también variedad de delfines, elefantes y lobos marinos, pingüinos y otras aves.

Información recopilada en el informe de Greenpeace Impacto de la exploración sísmica sobre los cetáceos en el Mar Argentino expone que algunas de las consecuencias que sufren los cetáceos en el Mar Argentino por los efectos de la exploración petrolera son muerte por ahogamiento, lesiones masivas, varamientos en las costas, disminución en los avistamientos de poblaciones, ausencia de grupos de cópula y de madres con crías.

Distintas organizaciones y especialistas vienen advirtiendo un crecimiento en la cantidad de varamientos de cetáceos. Durante los últimos meses aparecieron una gran cantidad de ballenas muertas en la costa bonaerense.

Ante la falta de transparencia en el otorgamiento de permisos para exploraciones sísmicas de hidrocarburos sobre el Mar Argentino, la organización ambientalista hizo un pedido de información pública a la Secretaría de Energía sobre el proceso de su entrega, los informes técnicos y estudios de impacto ambiental presentados. Según Greenpeace, no solo se otorgaron los permisos a espaldas de la sociedad, sino que no hubo intención de las autoridades de proteger el Mar Argentino de las prácticas petroleras.

 

 

De qué se trata la exploración sísmica

 

 

 

Los pozos de petróleo en alta mar son muy peligrosos para el medio ambiente marino y por descontado para los trabajadores. La mera prospección para descubrir nuevos yacimientos es una total barbarie para el medioambiente marino. Para cartografiar el subsuelo del lecho marino, los ingenieros recurren a explosiones submarinas generadas por «bombazos» de aire a presión que descargan una brutal potencia sonora en forma de onda de choque de 250 decibélios, cuyos ecos tras rebotar en las capas del subsuelo son analizados por hidrófonos. Así se consigue conocer las capas de sedimentación geológica y deducir si pueden encontrarse bolsas de gas o de petróleo.

Hasta aquí todo parece «excelente», pero la realidad es oscura, imprevisible, peligrosa y terriblemente dañina para los animales marinos. Tuve personalmente la suerte, o la desgracia, de experimentar lo que se siente en un bombazo submarino durante una inmersión de buceo en Indonesia, donde algunos pescadores desaprensivos siguen practicando el «fish bombing». Es simplemente aterrador y potencialmente mortal si te agarra un poco más cerca del epicentro explosivo. El cuerpo te retumba, sientes un estruendo fortísimo y seco sin ninguna reverberación, la caja torácica se te aplasta y sales a superficie asustado por la brutal experiencia. ¿Los ingenieros geológicos hablan de ello? De la catástrofe implícita en la exploración petrolera en el mar? ¿De las muertes de las que son culpables?

 

¿Cómo se mapea el fondo marino?

 

 

Las pruebas sísmicas que permiten mapear el fondo marino para tratar (que no asegurar) de saber si hay o no petróleo escondido susceptible de ser entonces perforado y extraído, consisten en explosiones generadas por bombazos de aire a presión emitidos por pistolas neumáticas que producen una potentísimo «boom» submarino. La onda viaja hasta el fondo y hace una primera reflexión sonora. Parte de la energía del bombazo penetra en el lecho marino y comienza a producir otras nuevas reflexiones sonaras en diferentes tiempos, dependiendo del espesor y distancias a las que se encuentren las capas de sedimentación.

¡Y este horror cada 10 segundos durante las 24 horas del día durante varias semanas seguidas! La pregunta no es si estas prospecciones pueden alterar la vida de los cetáceos, y todo tipo de pelágicos y vida marina. La pregunta que esconden las petroleras es cuánta vida están destruyendo en el mar.

 

 

En un informe del «Canadian Journal of Zoology» se analiza que los nuevos equipos de prospección sísmica han doblado la potencia sonora y que el impacto sobre la vida marina es muy preocupante. Si la explosión no es mortal por encontrarse la vida alejada de la explosión, se anula la comunicación entre cetáceos, se alteran o estropean los órganos que les permiten navegar por el océano y localizar la comida, se destruyen los huevos de los peces, las larvas que se convertirían en animales adultos mueren, se revientan las vejigas natatorias de los peces y en general ocurre la aniquilación de la vida y la migración de las especies a otras áreas no afectadas.

Según este mismo estudio el comportamiento de focas pasa a ser extraño, quizás sordas, incapaces de alimentarse. Tortugas incapaces de oír a barcos por destrucción de sus tímpanos, y cambios drásticos en la vida marina desde una distancia de 500 metros hasta varios kilómetros a la redonda. Por debajo del radio de 500 metros es todo destrucción. El zooplancton que está en la base de la cadena alimenticia se ve especialmente dañado y muere en un radio hasta 1,2 kilómetros de las explosiones.

 

Ballenas y delfines que necesitan de su sofisticado sistema de eco-localización no pueden vivir en las zonas afectadas y acaban manadas completas varadas y muertas en las playas.

 

 

El sonido se transmite muy bien debajo del agua y por ello las explosiones se escuchan nítidamente incluso a centenares de kilómetros. Durante una inmersión de buceo en el arrecife de Tubattaha en las Filipinas, puede también escuchar explosiones con su característico sonido seco y mate. Cuando lo comentamos a los guardas y Rangers de la zona protegida teóricamente por la UNESCO, nos comentaron que eran pescadores piratas norcoreanos, pero debido a la extensión del parque natural y los pocos medios de protección, siguen aniquilando la vida marina a sus anchas.

 

La barbarie sísmica afecta a las costas africanas

 

 

Según detalla el sitio Fondear Org, en 2020 la empresa Rosgueo cartografió por un presupuesto de 400 millones de dólares, 4.000 kilómetros cuadrados a base de explosiones, para registrar los datos sísmicos del fondo marino en Mozambique y la costa Este de África. Pero nadie habla de lo que esto va a suponer para el medio marino. Solo interesan los hidrocarburos y el posible beneficio económico derivado de su explotación. Y no hablamos en estas líneas de las consecuencias de seguir incrementando a nivel global de CO2 por el consumo de más hidrocarburos…

Existe un manifiesto firmado por las empresas petroleras según el cual, se obligan a si mismas a proteger el entorno natural en beneficio de las generaciones futuras y para asegurar la sostenibilidad y la ecología en el desarrollo de la explotación de los recursos petroleros. Este acta Act28-2002 “Mineral and Petroleum Resources Development” es sencillamente papel mojado. Un repertorio de buenos propósitos que en teoría deberían hacer cumplir todos los gobiernos de todos los estados del mundo.

La petrolera PetroSA reconoce incluso en su página web el potencial peligro del impacto que acompaña a estos informes sísmicos y de la necesidad de realizar consultoría medioambiental. De nuevo un lavado de cara que apunta a la necesidad de crear zonas de protección medioambiental, dando a entender que el resto es masacrable y explotable. También es necesario que a bordo del barco que lleva a cabo los estudios sísmicos se encuentre un observador (Trained Marine Mammal Observer) y que el área sea observada al menos 30 minutos antes de las explosiones para determinar si hay cetáceos en la zona y poder posponer el trabajo. Además se indica en la norma, la obligatoriedad de comenzar con explosiones menores para dar tiempo a los animales para que huyan…

El dilema es mayúsculo pero está decidido de antemano por los políticos, pues el valor del petróleo que puede esconder las costas de Sudáfrica es de 177.000 millones de dólares y generar decenas de miles de puestos de trabajo. Sin embargo hay denuncias locales que alertan sobre los efectos adversos a estas decisiones.

• La actividad sísmica impacta la vulnerabilidad de las especies marinas incluyendo a los mamíferos marinos, en un área mucho mayor a la incluida en la concesión de actividad extractora de recursos petrolíferos.

• Los stocks de pesca y los trabajos de pesca artesanal serán casi destruidos o se verán muy afectados.

• Los puestos de trabajo prometidos irán directamente a empresas petroleras y no producirá empleos locales. Los beneficios no generarán inversiones locales en las costas afectadas.

• Las consecuencias de este proyecto afectarán mucho más allá de las fronteras de la concesión y alcanzará el parque marino de Bazaruto National Park.

Por su parte, la empresa SASOL quiere llevar a cabo un estudio sísmico en las provincias de Sofala y Inhambane con el objetivo de encontrar posibles bolsas de gas natural en las hasta ahora prístinas costas de Mozambique.

 

 

Detener los estudio sísmicos

 

 

Recientemente, el National Resource Defense Council, la organización Oceana, EarthJustice, el Organism Center for Biological Diversity, Defenders of Wildlife, y toda otra serie de grupos locales, lograron en el estado de Carolina del Sur en EEUU, la aprobación de una ley que prohíbe los bombazos de aire comprimido en el océano Atlántico.

Sin embargo, y gracias los cambios que suscitó la administración Trump, 5 empresas petroleras consiguieron luz verde para seguir con las explosiones sísmicas y buscar yacimientos de gas y de petróleo desde las costas de New Jersey hasta las aguas de Florida.

Y así sigue la guerra entre las asociaciones de protección del mar y los senadores que por intereses económicos se empeñan en destruir el medio ambiente y el mar. En una reciente revisión de la «National Oceanic Atmospheric Administration», o sea la famosa NOAA, se ha «concluido» y rectificado de forma sorprendente, empujada por intereses y presiones, publicando que las explosiones puede ser efectuadas sin significativos daños a la vida marina y sin poner en peligro a especies protegidas o en vías desaparición.

Y para justificarse de alguna manera, la NOAA ha sentenciado que tales explosiones quedan prohibidas durante los meses de Noviembre a Abril, en algunas regiones del Atlántico rutas de migración de las escasas 450 ballenas que cruzan sus aguas. También será necesario que en los barcos de análisis sísmicos, viaje un observador validado por la NOAA para comprobar lo que ocurra. Es decir, acabemos con la vida en los océanos, pero eso si… documentándolo.

Y lo que ocurre es evidente. No importa lo que pase, estamos acabando con la vida en el mar a una velocidad hasta ahora desconocida. Los biólogos de la NOAA indican que no serán posible las explosiones si se detecta una ballena de especie protegida en 56 millas a la redondo, mientras que Diane Hoskins desde Oceana asegura que tal distancia es del todo insuficiente. Las explosiones son de tal potencia que se pueden llegar a registrar a 2.000 millas náuticas del punto de la explosión.

Y todo ello es sólo el aperitivo de este pastel envenenado, pues la cartografía del lecho marino abre las puertas a la explotación, perforación y extracción petrolífera, con los grandes peligros medioambientales que todo ello conlleva.

Mientras tanto, el estado de Florida, que ya ha tenido que lidiar con derrames desastrosos en el golfo de México, ha prohibido las perforaciones offshore.

Vivir para ver… De algo podemos estar seguros. Los mares mueren. La duda está en saber la fecha de defunción.

En nuestra castigada Patagonia, los esfuerzos por reducir el paraíso ambiental que se nos concedió parece no tener límite frente a los negocios. Compatibilizar desarrollo con sustentabilidad es sin dudas el verdadero desafío de las nuevas generaciones dirigenciales que se anotan a futuro.

 

*Fondear.org, Greenpeace, TP, NA, propias