La clásica Semana del Cine Documental comienza el próximo martes 24 de agosto con la proyección de películas gratuitas a través del sitio de vivamoscultura.buenosaires.gob.ar y con el objetivo de, a la distancia, unir a los espectadores en torno a lo último de la producción del género.
«Lo primero que pensamos es que el documental debe mostrarse, debe verse, encontrarse con la mirada de los otros. Y ahí puede ser el cine, puede ser una pantalla en una plaza, puede ser un aparato de televisión o las plataformas. Eso nos dio impulso a organizar la Semana. Y así a la distancia y con creatividad encaramos el armado», explicó a Télam el director y documentalista Andrés Habegger, integrante de la comisión directiva de la asociación ADN, organizadora del ciclo que llega a su octava edición.
«El eje central -agregó Víctor Cruz, otro de los organizadores- es dar cuenta de lo más nuevo de la producción documental en nuestro país. Los filmes son preestrenos. Y los objetivos tienen relación con encontrar una variedad de universos temáticos, de estilos y de dispositivos narrativos y estéticos. Pero siempre pensando en el cine como un encuentro transformador con el otro».
Aclamado en la última edición del Festival de Mar del Plata, el ciclo lo abre «Adiós a la memoria», de Nicolás Prividera, con el que indaga en los recuerdos familiares y su madre desaparecida, a través de filmaciones de su padre, víctima del Alzheimer.
También estarán «Amar Armando», de Yael Szmulewicz, un filme que acompaña a una cantante de 80 años; y «Dorados 50», de Víctor Cruz y Alejandro Vagnenkos, quienes indagan en las parejas que han llegado a sus bodas de oro.
La cubano-argentina «Harley a la cubana», de Fito Pochat, también dirá presente con la historia del mejor taller para Harley Davison de Cuba; «Mari», de Mariana Turkieh y Adriana Yurcovich, sobre el redescubrimiento de una mujer víctima de violencia de género; y «Rescatate con lo pibes», de Marcos Coria y Mariano Corbacho.
También estarán «Tarará», opera prima de Ernesto Fontan; y «Tres cosas básicas», de Francisco Matiozzi Molinas.
En cuanto a los cortometrajes, el ciclo presenta propuestas de Argentina y Chile, con una selección de 10 producciones de los últimos años en el género.
– Andrés Habegger: Nos encontramos con las limitaciones que genera la pandemia y los cines cerrados o con poca actividad. Nos encontramos con un Incaa (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) con dificultades para defender la producción nacional. También, claro, con ciertas limitaciones financieras. Sin embargo el compromiso, las ganas y la idea de buscarle una vuelta a nuestra realidad compleja nos funcionó como un desafío.
– AH: Esta nueva era nos invita a pensar cómo el cine se puede expandir en múltiples pantallas. Hay cine en una sala a oscuras, hay cine en una TV inteligente, hay cine en una computadora. Obvio que cada una es una experiencia distinta. Y los que hacemos cine creemos en la sala como un lugar compartido, como una experiencia sensorial única, y lo seguiremos defendiendo artística y políticamente. Pero también entendemos que hay otros soportes posibles. Que la Semana se realice en una plataforma y de forma gratuita expande la posibilidad de visionado a todo el territorio nacional y eso es enorme.
– Víctor Cruz: El cine es una de las pocas políticas de Estado que Argentina lleva adelante, eso dio como resultado una producción potente y diversa que se destaca en la región y en el mundo. El documental argentino en particular ha vivido una explosión creativa y cuantitativa producto de la existencia de líneas de fomento exclusivas para el sector. La pandemia puso en crisis a todo el quehacer cinematográfico porque el cierre de las salas, sumado a la disminución de los aportes de la televisión vía el Enacom, provocó una reducción drástica de los aportes que ambos realizan al fondo de fomento cinematográfico que administra el Incaa.