30 agosto, 2020
El dato procede de «Tendencias globales en la inversión en energías renovables 2020», informe elaborado por la ONU (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Pnuma), el Centro de Colaboración de la Escuela de Frankfurt y la consultora BloombergNEF (Bnef).
Tendencias analiza, por una parte, las inversiones de 2019 (que crecieron solo un uno por ciento con respecto a las de 2018 pero se tradujeron en un incremento del 12 por ciento de potencia instalada con respecto al año anterior).
De este modo, la participación de las energías renovables en la generación global subió al 13,4 por ciento (excluyendo las grandes centrales hidroeléctricas), por encima del 12,4 por ciento de 2018 y el 5,9 por ciento de 2009. Esto significa que, en 2019, las plantas de energía renovable impidieron la liberación de un estimado de 2,1 gigatoneladas de dióxido de carbono, una cantidad sustancial dado que las emisiones globales del sector eléctrico fueron de aproximadamente 13,5 gigatoneladas en 2019.
Pero pese a esto, no se ha alcanzado la meta de los compromisos de puesta en marcha de instalaciones asumidos por los países y las empresas para la próxima década, compromisos que resultan muy insuficientes, según el informe, para contener el calentamiento global.
La caída en los costos (cada vez es más barato instalar un megavatio de nueva potencia solar o eólica) constituye toda una oportunidad para que los gobiernos prioricen las energías limpias en sus paquetes de recuperación económica posCovid-19.
Esa es la tesis que sostienen los autores del informe Tendencias globales en la inversión en energías renovables 2020, un informe que no pasa por alto ni mucho menos los buenos números que registró el sector el año pasado, pero que alerta sobre la insuficiencia de lo por venir: está planificada -señalan los autores del estudio- la instalación de 826 gigavatios (GW) de nueva capacidad de energía renovable no hidroeléctrica para 2030, y esa es una cantidad muy inferior a la que necesita el planeta para limitar el aumento de la temperatura global a más dos grados centígrados sobre el nivel preindustrial (+2ºC sobre la temperatura media que registraba el planeta en la era preindustrial, en torno al año 1750, momento a partir del cual la Humanidad empieza a emplear de manera cada vez más masiva los combustibles fósiles; primero el carbón y luego el petróleo y el gas).
El caso es que ese es el objetivo principal del Acuerdo de París, limitar el calentamiento hasta ese techo (+2ºC), que ha sido señalado por la ciencia como el umbral a partir del cual los efectos del cambio climático serán catastróficos. Pues bien, según el informe ahora publicado, para evitar superar ese +2ºC el Planeta va a necesitar no 826 gigavatios de nueva potencia renovable a instalar en los próximos diez años… sino 3.000.
Otro de los datos que destaca Tendencias es que las inversiones planificadas para 2030, de alrededor de un billón de dólares estadounidenses, están por debajo de los 2,7 billones comprometidos en favor de las energías renovables en la década pasada.
El informe matiza esa comparación en todo caso: “la caída en los costos de instalación implica que las inversiones futuras pueden ofrecer mayores resultados de los esperados”. Y a las pruebas se remite: en 2019 -concretan los autores-, la capacidad de las energías renovables, excluyendo las grandes represas hidroeléctricas de más de cincuenta megavatios (50 MW), creció en 184.000 megavatios (184 gigavatios, GW), lo que supuso un 12 por ciento más que en 2018, incremento más que considerable (más de diez puntos) que sin embargo se logró con inversiones (282.200 millones de dólares estadounidenses) que solo crecieron un 1 por ciento por encima de las registradas un año antes. ¿Motivos? Según el informe, las mejoras tecnológicas, las economías de escala y la feroz competencia en las subastas, todo lo cual condujo a que el costo nivelado de la electricidad continuara disminuyendo en los casos de las energías eólica y solar.
El informe destaca en ese sentido un guarismo… realmente destacable: producir electricidad en los nuevos parques solares fotovoltaicos en la segunda mitad de 2019 fue un 83 por ciento más barato que hacerlo una década antes (la eólica terrestre, un 49 por ciento más barata; la marina, un 51 por ciento).
Inger Andersen, la directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma): “cada vez son más las voces que piden a los gobiernos usar los planes de recuperación pos-Covid-19 para crear economías sostenibles. Esta investigación demuestra que la energía renovable es una de las inversiones más inteligentes y rentables que podemos impulsar. Si los gobiernos aprovechan la disminución en los costos de las renovables para poner la energía limpia en el centro de la recuperación económica, darán un gran paso hacia un mundo natural saludable, que es una de nuestras mejores pólizas de seguro contra las pandemias”
Pero de la rentabilidad que producen las inversiones en energías renovables no solo hablan los estudios de Naciones Unidas. También los mercados de capitales parecen estar cada vez más convencidos de las bondades económicas de las energías limpias. Según Tendencias, en la última década, la energía renovable le ha ido arrebatando a los combustibles fósiles una parte cada vez mayor del mercado de generación de electricidad, hasta el punto de que, “en 2019, la inversión en renovables, excluyendo las grandes centrales hidroeléctricas, fue más de tres veces mayor que la inversión en las nuevas plantas de combustibles fósiles”.
Lo destaca la ministra de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear de Alemania, Svenja Schulze, en declaraciones que recoge el informe: “las energías renovables, como la eólica y la solar, ya representan casi 80 por ciento de la nueva capacidad de generación de electricidad. Los inversores y los mercados están convencidos de su fiabilidad y competitividad”. Y da un paso más, habida cuenta del marco en el que nos encontramos: “la promoción de las energías renovables, que mejoran la calidad del aire y por ende protegen la salud pública, -puede ser un motor poderoso -apunta Schulze- para la recuperación de la economía después de la crisis de la Covid-19, un motor capaz de crear empleos nuevos y seguros”.
El mundo invirtió en 2019 en nueva potencia renovable (gran hidráulica excluida) 282.200 millones de dólares estadounidenses. Esa cantidad es un 1 por ciento mayor que la registrada en 2018, pero está un 10 por ciento por debajo del techo histórico: 315.100de dólares estadounidenses en 2017.
Nunca antes creció tanto el parque de generación renovable como lo ha hecho en 2019, cuando ha añadido a la potencia históricamente acumulada 184.000 nuevos megavatios de potencia, 20.000 más que en 2018. El informe destaca como causa de ese éxito, y entre otros factores, la gran caída que han experimentado los costes de capital, caída que se ha traducido en que, prácticamente por el mismo precio que un año antes (la inversión ha crecido apenas un 1 por ciento), el sector ha sido capaz de poner en marcha una muy mayor cantidad de megavatios de potencia eólica y solar.
Las tendencias en materia de inversión detectadas a lo largo de 2019 han variado enormemente tanto de una región a otra como entre sectores, según el informe. El sector eólico atrajo más capital que nunca: 138.200 de dólares estadounidenses (+6 por ciento), traccionado en una gran medida por el bum de la financiación de proyectos eólicos marinos (helped by a boom in offshore project financings). La inversión solar fotovoltaica cayó sin embargo (-3 por ciento) hasta quedar en los 131.100 de dólares estadounidenses. La eólica -apuntan los autores- supera así a la solar, por primera vez, desde el año 2010. Biomasa y residuos crecieron un 9 por ciento (hasta los 9.700 millones de dólares estadounidenses).
China ha registrado en 2019 su peor guarismo (en materia de inversión) desde 2013: caída del ocho por ciento (-8 por ciento con respecto al año 2018), una caída que sigue la estela de la reducción del apoyo gubernamental a la tecnología solar. Así, y según el informe Tendencias, el gigante asiático ha anotado en 2019 inversiones por valor de 83.400 millones de dólares. Al otro lado del hemisferio norte, en los Estados Unidos, la financiación ha ejecutado un salto espectacular (+28 por ciento), hasta alcanzar los 55.500 de dólares estadounidenses.
El empujón llegó de la mano de la necesidad: los promotores eólicos han debido acelerar sus proyectos para acogerse a las ayudas gubernamentales antes de que expiren. Europa se ha quedado en los 54.600 de dólares estadounidenses (-7 por ciento).
La nueva potencia de generación de electricidad a partir de fuentes de energía renovable (gran hidráulica excluida) ha establecido un nuevo máximo histórico en su carrera con las tecnologías convencionales (nuclear, carbón, petróleo, gas). Y es que, en 2019, hasta el 77,6 por ciento de toda la potencia que se ha puesto en marcha en todo el mundo ha sido renovable. Así, la producción de electricidad REN sobre el total de electricidad producida en todo el mundo ha alcanzado en 2019 los 13,4 puntos (12,4 por ciento en 2018; y 5,9 por ciento en 2009).
Según Tendencias, entre 2010 y 2019, o sea, a lo largo de la década que concluyó el pasado mes de diciembre, casi 2,7 billones de dólares fueron invertidos en nueva potencia renovable en todo el mundo. De ellos, el informe estima que aproximadamente 1,4 billones fueron a parar al sector solar; y 1,1, al eólico.
El informe, que señala que 2019 ha dejado en el sector “muchos otros récords”, destaca los siguientes:
*Las mayores adiciones de capacidad de energía solar en un año: 118.000 nuevos megavatios;
*La mayor inversión en energía eólica marina en un año: 29.900 millones de dólares estadounidenses, lo que equivale a un aumento de 19 por ciento interanual;
*La mayor financiación en favor de un proyecto solar: 4.300 de dólares estadounidenses para Al Maktoum IV, en los Emiratos Árabes Unidos;
*El mayor volumen de acuerdos corporativos de compra de electricidad de fuentes renovables (Power Purchase Agreements, PPAs), con 19.500 MW en todo el mundo;
*La mayor capacidad otorgada en subastas de energía renovable: 78.500 MW en todo el mundo;
*La mayor inversión en energías renovables en economías en desarrollo (exceptuando a China e India): 59.500 de dólares estadounidenses;
*La mayor cantidad de países y territorios que (21) que registraron inversiones por valor de más de 2.000 de dólares estadounidenses en energías renovables.
A pesar de todos estos indicadores señalados, el esfuerzo del mundo no es suficiente. Jon Moore, director ejecutivo de BloombergNEF: “la energía limpia se encuentra en una encrucijada en 2020. En la última década se ha logrado un gran progreso, pero los objetivos oficiales para 2030 están muy por debajo de lo que se requiere para abordar el cambio climático. Cuando la crisis actual se alivie, los gobiernos deberán fortalecer sus ambiciones, no sólo con respecto a la energía renovable, sino también respecto a la descarbonización del transporte, los edificios y la industria. Si los gobiernos aprovechan como es debido la nunca antes vista caída de los precios de las energías renovables y las sitúan en el corazón de la recuperación económica del Covid-19, en vez de apostar por subsidiar la reactivación de las industrias de los combustibles fósiles, pueden dar un paso de gigante hacia un mundo de energía limpia y saludable, lo que, al fin y al cabo, va a constituirse en el mejor seguro contra las pandemias globales”
Nils Stieglitz, presidente de la Escuela de Finanzas y Administración de Frankfurt: “la transición energética está en su apogeo, con la mayor capacidad de energías renovables jamás financiada. Mientras tanto, el sector de los combustibles fósiles se ha visto muy afectado por la crisis de la Covid-19, con una disminución en la demanda de electricidad a carbón y gas en muchos países, y la caída de los precios del petróleo. La crisis del clima y la Covid-19, a pesar de su diferente naturaleza, son alteraciones que requieren la atención tanto de los responsables de las políticas como de los gerentes. Ambas crisis demuestran la necesidad de aumentar la ambición climática y cambiar el suministro de energía del mundo hacia las energías renovables”.
*NA