ChubutLine.com "Periodismo Independiente" - Noticias, política y un análisis de la realidad diferente - directora@chubutline.com - redaccion@chubutline.com



28 enero, 2022

Análisis: Rusia-Ucrania y el abastecimiento energético detrás del regreso de la Guerra Fría

La construcción del gasoducto ruso Nord Stream 2, esquivando el territorio ucraniano, rompió el delicado equilibrio regional y aceleró la confrontación Este-Oeste.

 

La escala del conflicto entre Rusia y Ucrania en los últimos días, con la OTAN y gran parte de las potencias occidentales encolumnadas detrás del gobierno de Kiev, buscando poner un freno a un presunto ataque o invasión de tropas rusas a Ucrania, puso el foco nuevamente en Europa Oriental.

Lo llamativo es que a más de tres décadas de la caída del Muro de Berlín (1989), las tensiones bélicas volvieron a esa parte el globo, incluso con movilizaciones de decenas de miles de tropas, sofisticado equipamiento militar y la siempre latente amenaza nuclear.

 

 

No hay que olvidar que Estados Unidos y Rusia, como sucesora de lo que fuera la Unión Soviética, son las dos principales potencias nucleares –medidas en disponibilidad de ojivas- en un selecto club que integran además sólo un puñado de países (China, Francia, Gran Bretaña, India y Pakistán). Y también algunos sospechados de contar con armas nucleares como Irán, Israel y Corea del Norte.

Pero tal vez lo más relevante sea que en el origen del conflicto está la geopolítica energética de Europa occidental y el desarrollo del negocio gasífero de Rusia, el mayor proveedor del fluido al Viejo Mundo.

Según datos de Worldometer, un instituto estadístico europeo, Rusia posee las mayores reservas del gas del mundo, con unos 4,9 billones de metros cúbicos sólo en la península de Yamal, superando holgadamente las reservas de la Unión Europea, estimadas en 1,9 billones de metros cúbicos.

Pero eso no sería en sí mismo un problema si no fuera que el 37% de todo el gas que importan los países de la Unión Europea provienen de Rusia, según el informe anual 2020 de BP. Para la Oficina Europea de Estadística (Eurostat) llega al 41%.

A su vez, Rusia hace fluir por sus gasoductos a la UE el 85% de sus exportaciones de gas, especialmente a Alemania. Esto configura un escenario de dependencia mutua y plena, sin dudas.

Tal vez esto explique, en parte, por qué en este conflicto la voz cantante frente a los movimientos de Vladimir Putin, el presidente de Rusia, la esté llevando adelante Joe Biden, el mandamás de la Casa Blanca, y no los países europeos.

[Las claves para entender la mayor crisis energética en la historia de Europa]

Pero aquí entra a tallar otro jugador, Ucrania, país por el que pasan algunos gasoductos rusos en su camino a Europa. Es que según datos del Real Instituto Elcano de España, el “3,8% del PIB de Ucrania viene de lo que cobra a Rusia por el tránsito de gas hacia Europa, que pasa por dentro de su territorio”.

El gran juego

 

 

 

Las tensiones entre Rusia y Ucrania son de vieja data, con Kiev intentando acercarse a Occidente tras la disolución de la Unión Soviética y Moscú procurando mantener su esfera de influencia o lo que la geopolítica denomina su “patio trasero”.

Sin embargo, las cosas se complicaron aún más cuando en 2014, tras la destitución del ex presidente ucraniano Víktor Yanukovich, aliado clave de Putin, Rusia anexó la península de Crimea, una región perteneciente a Ucrania, pero con población de origen ruso, donde además está la principal base naval rusa en el mar Negro.

En este contexto, con Occidente levantando la guardia frente a Putin por la cuestión de Crimea y Rusia alertando por la extensión al Este de la OTAN (países Bálticos, Polonia y ahora Ucrania), en noviembre Alemania decidió frenar la certificación del gasoducto Nord Stream 2, que trae gas desde Rusia por el mar Báltico.

“Con la construcción del gasoducto Nord Stream 2, Rusia quiere evitar a Ucrania en eltransporte del gasy, de esta manera, ahogarla económicamente”, señaló recientemente Mira Milosevich, experta en Europa del Este del Real Instituto Elcano.

Operada por el gigante ruso Gazprom, el Nord Stream 2 es un ducto que recorre 1.230 kilómetros por el Báltico, sin pasar por Ucrania, por el que pueden fluir 55.000 millones de metros cúbicos anuales.

Pero desde su misma construcción, en Europa y Estados Unidos vieron el proyecto como una forma en la que Moscú profundizaría la dependencia europea del gas ruso. Esto se da en un contexto en el que los países europeos atraviesan un declive de su capacidad de producción energética y un aumento de la demanda.

En este punto, la administración Biden acaba de anunciar que reforzará  el abastecimiento de energía a Europa en caso de que aumenten las tensiones con Rusia y se afecte el suministro. Se estima que una ruptura de los suministros de gas que pasan por Ucrania afectaría en forma “aguda” a los mercados de gas natural de Europa, dijo este martes Jen Psaki, vocera de la Casa Blanca.

Y agregó: “Hemos estado hablando con nuestros aliados europeos para planear una respuesta coordinada, que incluyó cómo desplegar sus reservas existentes de energía”.

 

*EOL