21 mayo, 2021
La situación fiscal de este año trajo varias sorpresas: el ingreso extraordinario del impuesto a las grandes fortunas y los altos precios de las commodities. Pero también hubo medidas que generarán una merma en los ingresos. Del lado del gasto el foco está puesto sobre los subsidios económicos y transporte.
Por Leonardo Chialva
La situación fiscal en 2021 está atravesada por varias sorpresas presupuestarias. Uno de los puntos fuertes para el gobierno es el ingreso extraordinario por el Impuesto a las Grandes Fortunas de $223.000 millones (0,5% del PBI), de los cuales alrededor de $ 103.000 millones ingresaron en abril y el resto en 5 cuotas fijas cercanas a los $25.000 millones.
Esto le da un aire financiero al gobierno, que inclusive podría mostrar un leve superávit primario en abril. Otra de las excelentes noticias viene siendo la recaudación de retenciones a las exportaciones, derivados de los altos precios de las commodities.
En el primer trimestre los ingresos fueron 190% más altos que en el primer trimestre de 2020. Sin embargo, el Presupuesto 2021 ya contemplaba un crecimiento nominal de los derechos de exportación de 58% a/a. De esta manera el incremento respecto del presupuesto 2021 sería de alrededor de $380.000 adicionales (0,9% del PBI).
Recientes medidas para aliviar la situación de la clase media y pequeños comerciantes como la rebaja del Impuesto a las Ganancias a personas físicas y la exención del pago de contribuciones patronales hasta fin de año a los sectores más afectados por el COVID-19 disminuirían los ingresos en alrededor de $60.000 millones.
Desde el lado del gasto todas las miradas están puestas sobre los subsidios económicos y transporte. Estos efectivamente crecerían desde 2,7% al 3,6% del PBI, lo que representa alrededor de $370.000 millones adicionales a lo presupuestado.
Esta estimación podemos considerar provisoria ya que distintas iniciativas recientes como la extensión de los subsidios de zona fría a más localidades del país y la posibilidad para empresas PYMES de contratar provisión de gas en las distribuidoras con menores precios reducen la previsibilidad del gasto en subsidios energéticos. Asimismo, la reciente ampliación de la tarjeta alimentaria y el mayor gasto en transferencias COVID-19 por la segunda ola sumarian alrededor de $200.000 millones en total hasta fin de año (otro 0,4% del PBI adicional).
En este escenario el déficit primario podría oscilar entre 4,3% y 4,6% del PBI. De esta manera el mayor gasto en subsidios y ayuda social estaría financiado por los ingresos no previstos de retenciones e impuestos extraordinarios, manteniendo el déficit primario cercano a la meta presupuestaria.
Una vez más la suerte ayuda a la Argentina, cobrando todavía mayor importancia la dinámica de precios de las commodities. Sobre todo porque la suerte nunca da, solo presta.
*DC