26 noviembre, 2023
Tiene sabor similar al chocolate y está compuesta por múltiples propiedades nutricionales que la llevaron a ganarse un lugar en las cocinas alrededor del mundo y los halagos de los profesionales de la salud. La harina de algarroba es muy utilizada como ingrediente saludable en recetas dulces e infusiones. De industria nacional, este alimento es de fácil acceso y los especialistas recomiendan su consumo a personas con diabetes y problemas intestinales.
De acuerdo a la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, las necesidades del mundo moderno cambiaron y hoy se busca sumar a las dietas alimentos naturales y libres de gluten. Por este motivo, la harina de algarroba, un producto al que no se le daba demasiada importancia, está cobrando valor.
De origen ancestral, la historia de la algarroba es digna de contar. Es el fruto de un árbol -viene en forma de vaina que una vez madura se muele y tamiza para obtener la harina- procedente de la cuenca del Mediterráneo cuyo nombre original es en árabe: “Al Carab”, que significa “el árbol”, aunque los españoles lo rebautizaron Algarrobo. En el continente americano, cuentan desde el Proyecto Arqueológico Chaschuil Abaucán, del Instituto de las Culturas de la UBA y el Conicet, se identificaron 41 especies de esta planta que crece en climas áridos y semiáridos, y precisamente 28 de ellas se encuentran distribuidas alrededor de la Argentina en un radio que abarca desde Santa Cruz hasta Jujuy; su recolección se da en los meses de febrero y marzo.
“La algarroba es un alimento ancestral y siempre digo que es un seguro de vida porque sus árboles son súper resistentes a las sequías. En el pasado, cuando las poblaciones perdían sus cosechas a causa de catástrofes naturales, podían acudir a la harina de algarroba que les permitía sobrevivir a momentos de carencia alimenticia”, expone Irene Lantos, investigadora del Conicet y añade que en la actualidad, es un alimento que merece ser valorado “porque tiene mucho potencial: es barato, está disponible localmente y no está intervenido”.
En el libro “Un Árbol que es el ´El Árbol´: las relaciones entre el algarrobo y las personas”, sus autores mencionan que la harina de algarroba “tuvo y tiene un papel muy importante para lograr un balance alimentario”. Según indican, tiene la propiedad de ser sabrosa y nutritiva, rica en proteínas, azúcares de bajo índice glucémico, fibra y micronutrientes como vitaminas y minerales. Pero además de este gran aporte a nivel nutricional, en el pasado, se empleó al algarrobo como medicina: “Hacia fines del siglo XIX y principios del XX, se utilizaban partes del algarrobo (hojas, gajos y frutos) para realizar curaciones de enfermedades o males”, detallan en el libro. Con las hojas, por ejemplo, sus investigadores explican que se preparaban infusiones para curar los cólicos de los animales aunque también se molían y mezclaban con un poco de comino, sal y agua hervida para elaborar preparados que se colaban en forma de emplastos para curar los males de ojos y las picaduras de insectos.
En la actualidad, dice Analía Yamaguchi, médica clínica especialista en Nutrición del Hospital Italiano, la harina de algarroba forma parte del Código Alimentario Argentino y no es vano ya que se la considera un alimento natural cuya composición nutricional es muy noble aunque también energética. De acuerdo a datos de la Asociación Argentina de Nutrición, 100 gramos de harina de algarroba aportan 220 calorías, 48,8 gramos de carbohidratos, 4,6 gramos de proteínas de origen vegetal y 40 gramos de fibra. Además, no contiene colesterol y su índice de grasas totales es muy bajo: 0,8 gramos.
Entre sus características, también se destaca la presencia de antioxidantes entre ellos los polifenoles que protegen a las células del organismo del desgaste oxidativo y del presunto desarrollo de enfermedades crónicas. Pero hay más. Es rica en minerales tales como calcio, hierro, potasio, zinc y fósforo que se ocupan de mantener óptimas las funciones vitales del organismo y de fortalecer el sistema inmune y, vitaminas: tiamina, que produce energía y ácido fólico que se encarga de reparar los tejidos y crear células nuevas.
1) Sustituye al chocolate
“La harina de algarroba contiene gran cantidad de hidratos de carbono en forma de sacarosa, glucosa y fructosa, componentes endulzantes cuyo sabor y aroma son similares a los del chocolate”, precisa Yamaguchi. Por lo tanto, “es una buena opción para reemplazar el uso del cacao por un producto natural”, subraya la especialista. Otro aspecto positivo del empleo de la harina de algarroba en las recetas de pastelería e infusiones es que dado su dulzor, “no requiere añadir ningún tipo de azúcar artificial a las preparaciones”, destaca Yamaguchi.
2) Previene el malestar gástrico
Importante fuente de fibra, “cuando se la consume en su justa medida aumenta el tránsito intestinal y mejora la salud del colon”, comenta Yamaguchi. Sumado a ello, añade la experta, otra de las funciones de este nutriente es que enlentece la absorción del azúcar proveniente de otros alimentos: “Cuando consumís un alimento y lo mezclás con fibra, lo que sucede es que baja la curva glucémica”, explica Yamaguchi. Por su parte, Ramiro Heredia, médico especialista en medicina interna del Hospital de Clínicas José de San Martín (M.N. 117882), agrega que la fibra “ayuda a retrasar la absorción de los hidratos de carbono de la dieta, con menores picos de glucosa y menos estímulos para la secreción de insulina”.
En números, lo estipulado a consumir por día de fibra es de aproximadamente 38 gramos para hombres y 25 gramos para mujeres, según datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos. Dada la importancia de este nutriente, Yamaguchi recomienda la harina de algarroba a personas con distensión abdominal como también a quienes padecen diabetes o pre diabetes.
3) Libre de gluten
Otra cualidad de la algarroba es que es un alimento sin T.A.C.C, por lo tanto “es una buena opción para la elaboración de platos de comida de personas con enfermedades celíacas”, menciona Yamaguchi. Aunque advierte acerca de la importancia de que se la consuma en el contexto de una alimentación saludable, equilibrada y variada para asegurarse incorporar todos los nutrientes necesarios.
La algarroba se encuentra en forma de harina o en polvo tostado y por lo general, informan desde el portal Medical News Today, suele ser utilizada como un ingrediente alternativo para elaborar platos y bebidas saludables. “Al ser un alimento versátil, dulce, con bajo contenido de grasas y que tiene color y aroma parecido al chocolate, se lo emplea mucho en distintas preparaciones a modo de reemplazo”, señala Yamaguchi. Se puede agregar a infusiones calientes, bizcochuelos, budines, galletas y cremas, por ejemplo. De todas maneras, “cuando se hace un panificado, hay que mezclarla con otra harina porque ésta por sí sola no leuda”, aclara la experta.
Para conservarla sin que se humedezca ni pierda sus propiedades, se recomienda que sea en un recipiente hermético bien cerrado, alejado de las corrientes de aire y con la menor exposición a la luz solar.
Gracias a la virtud de su composición, la harina de algarroba “puede ser consumida por cualquier persona a menos que tenga intolerancia o alergia a alguno de sus componentes”, remarca Yamaguchi. Aún así y más allá de sus beneficios, la especialista agrega que tampoco hay que consumirla de forma desmedida debido a que su alto porcentaje de fibra que podría generar cuadros de diarrea o distensión abdominal.
No hay dudas de que las sociedades se encaminan cada vez más hacía hábitos de vida saludables y la buena noticia, es que para solventar sus necesidades las personas no tienen que hacer más que mirar al pasado y acaparar en las costumbres de las poblaciones pasadas que se regían por el consumo de productos naturales y sin ningún tipo de intervención.
*LNB/BY Melanie Shulman