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10 enero, 2021

ARGENTINA AVANZARÍA CON UNA COMPRA DE LA VACUNA CHINA, Y ANUNCIARÍA LA PRODUCCIÓN CONJUNTA CON MÉXICO DE LA VACUNA DE OXFORD

Ahora Alberto no aprueba la Sputnik para más de 60 años por que Rusia no envía la documentación

 

Por Trivia Demir

Si ya la pandemia fue toda una enfermedad de incertidumbre y fortalecimiento de lo público sobre lo privado y de lo político sobre las libertades individuales a costa de virus, muerte y enfermedad; el remedio no podría ser menos doloroso e impactante para la salud del alma y los nervios. Sobre todo en nuestro ‘paisito’ atravesado siempre por las disputas de poder y las ‘mentiras piadosas’ de la política, donde oficialismo y oposición son medibles en latidos de responsabilidades  con igual estetoscopio o vara.

Ahora a días de la primera vacunación en el país de lo que parecía ‘la solución’ y el plan oficial más firme en el combate del virus, resulta que el gobierno de Alberto Fernández no aprueba la posibilidad de vacunar a los mayores de 60 años con la Sputnik V reconociendo que el gobierno de Vladimir Putin no envió a nuestro país la documentación necesaria para que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) emita un informe técnico al ministerio de Salud, que de certezas para atender al segmento etario más complicado.

Fuentes de la Anmat explicaron que «en cuanto llegue la documentación se evaluará, y se emitirá un informe, una recomendación» a la cartera que conduce Ginés González García.

Este tema se trató de relativizar de entrada cuando el 26 de diciembre, el Centro de Epidemiología y Microbiología Nikolai Gamaleya aprobó el uso de la Sputnik V para mayores de 60, pese a los datos de origen y a reconocer oficialmente que se estaba a la espera de la documentación para emitir un informe y poder aprobar esa vacuna.

Lo curioso es que fuentes del ministerio de Salud consultadas aseguraron a la par que la Anmat «se encuentra analizando la información» sobre la vacuna. De este modo, lo que dicen desde la Anmat no coincidía ya en esa fecha con lo que afirmaban desde la cartera de González García.

Otro dato es que Rusia no publicó aún los resultados de la fase III de la vacuna en la revista científica The Lancet. Y  la fase III se considera «completa» cuando la información se publica en esa revista de renombre internacional y es analizada por toda la comunidad científica.

Con todo este barullo a mediados de diciembre el gobierno argentino quedó en una posición incómoda cuando el propio Vladimir Putin reconoció que que la vacuna rusa ‘todavía no estaba autorizada para mayores de 60 años’. «Yo atiendo a las recomendaciones de nuestros especialistas y por eso por ahora no me he puesto la vacuna, pero lo haré sin falta cuando sea posible», dijo el propio Putin.

 

Nerviosismo y responsabilidades

 

Días después el ministro de Salud, Ginés González García afirmó que «El presidente (Alberto Fernández) está nervioso porque no llegan los papeles…» Esta frase generó un simbronazo en toda la Argentina y reveló que el gobierno habría ocultado información sobre la Sputnik que aparentemente se habría comprado ‘bajo promesa’ de efectividad general.

Es que en el país se descartaba que la vacuna se iba a priorizar para mayores de 60, la franja de población que presenta mayores riesgos ante el virus. Incluso el propio Alberto (de 61 años) había prometido ser el primero en aplicársela como un gesto de confianza ante la sociedad.

Lo que sucedió es que la Sputnik para menores de 60 fue autorizada «con carácter de emergencia» por el ministro de Salud Ginés González García a horas que el avión que había viajado a Moscú aterrizara nuevamente en el país con las 300 mil dosis. La Anmat -organismo que debería autorizarla- sólo se limitó a «recomendar» al ministerio de Salud su uso, no conociéndose su definitiva aprobación, un procedimiento que debería seguirse para las vacunas aptas para mayores de 60. Esto pone en situación de altísima responsabilidad política sobre el uso del medicamento, de allí que Alberto prefiera contar con papeles antes de continuar una aplicación que podría acarrear consecuencias en la población adulta, donde le nivel de vulnerabilidad sanitaria ya condiciona las reacciones a cualquier tratamiento.

El otro tema que genera sospecha es la escasa partida recibida y las dudas del ‘gran’ cargamento que debería venir a mediados de enero, que pese a estar anunciado no hay fecha concreta. Tampoco se sabe mucho sobre el acuerdo celebrado con Rusia: si la compra ya fue efectivizada o sólo comprometida contraentrega, los costos de la vacuna y la forma de pago.

 

¿La ‘gran Putin’ o la ‘gran  Alberto’ ?

 

A todo esto, para muchos, el escueto envío ruso a Argentina se consideraría una avanzada geopolítica propia del país que lidera Vladimir Putín, aprovechando la urgencia sanitaria criolla y la desesperación nacional por cumplir con la ‘promesa’ política antes de fin de año, y  anticipándose además a los otros países de la región.

Para otros, el gobierno que lidera Alberto Fernández resolvió como pudo una ‘cuota de esperanza’ para la Argentina previo a las fiestas con una tanda de vacunas ‘testimoniales’, con la promesa del gran cargamento de más de 15 millones de dosis para enero, que ahora, bajo polémica de la falta de papeles se podría ‘pinchar’.

La gran incógnita es ¿como se compró sin resto financiero, y que dice la letra chica de los contratos de adquisición? en esos casos, un obstáculo que afirman, dio para atrás el contrato con la vacuna de Pzifer, que era la más recomendada por el mundillo científico presuntamente por solicitar ‘garantías’ excesivas.

 

Todo un ‘enchastre’ político

 

El hecho es que a 11 días del inicio de la campaña de vacunación, unas 107.542 personas ya fueron vacunadas con la Sputnik V. Mientras que el mapa del ritmo de vacunación en las provincia arrojaba resultados dispares.

En Chubut por ejemplo habría llegado una tanda de 1500 dosis de las que se aplicaron inmediatamente unas 700, según datos oficiales. Y posteriormente habrían llegado otras 1800 dosis. De todo esto no hay datos constantes y sonantes de a quien se aplicó, excepto el universo sanitarista que afirma el ministro de Salud, Fabián Puratich estaría siendo vacunado y es el que concentrará incluso los próximos envíos. Para dar idea en Puerto Madryn correspondían de todo eso unas 200 vacunas de las cuáles no hay indicios oficiales ni testimonios efectivos de a quienes se colocaron. Datos que evidentemente deberían poseer debido a que a esas personas les correspondería una segunda dosis en breve para no perder el efecto de la inoculación.

Según un relevamiento en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma -epicentro de la pandemia-, eran las zonas donde la vacunación en términos porcentuales arrancó más lenta o tampoco había información fehaciente. En tanto, Córdoba, Tucumán, Neuquén, Misiones y Jujuy, entre otras, liderarían la aplicación con mayor nivel de control.

En la provincia de Buenos Aires se da además, una pulseada entre el gobierno de Axel Kicillof y los intendentes por la vacuna. Es que hasta ahora los municipios fueron excluidos del proceso de vacunación, que está bajo el control de la provincia.

Tras el incidente de Olavarría varios intendentes -por ahora de la oposición- salieron a reclamar que las dosis sean alojadas en los vacunatorios y hospitales municipales.

Olavarría es un ejemplo que esgrimen: la decisión de eludir el vacunatorio municipal para concentrar las dosis en un hospital provincial especializado en oncología y sin experiencia en vacunaciones , no terminó bien, y se perdieron 400 dosis porque se perdió la cadena de frío.

Entre la politización sectorial y la baja información oficial no está claro si todo esto sucede por imprevisión o porque no está claro siquiera la provisión necesaria de la vacuna en un futuro inmediato.

 

¿Otra ‘zaga heroica’?: Pasaríamos de la falta de abastecimiento, a la producción continental

 

Mientras se va diluyendo el entusiasmo por la ‘revolución rusa’ de la Sputnik V, ahora el Gobierno argentino espera con ansias que en dos semanas lleguen las primeras vacunas de China.

El ministro de Salud confirmó en su última conferencia de prensa desde el Malbrán que avanzan las gestiones para concretar la compra de un millón de vacunas Sinopharm, de origen chino, que también comenzarían a ser recibidas en las próximas semanas. Y según agrega Página/12 «también hay negociaciones abiertas con Brasil para adquirir la vacuna Coronavac, del laboratorio chino Sinovac y desarrollada por el Instituto Butantan»

Sobre esta vacuna china sólo se sabe que el 30 de diciembre pasado, la Administración Nacional de Productos Médicos de China aprobó “de forma condicional” la vacuna de Sinopharm, aun cuando los análisis de los ensayos clínicos todavía no están terminados. En nuestro país, todavía se están realizando pruebas como parte de la fase III: en los estudios participan 3.000 personas en cuatro centros, tres vacunales y la Fundación Huésped.

El acuerdo macro entre el gobierno argentino y la empresa Sinopharm, vinculada al Estado chino, por un total de 15 millones de vacunas a precio de entre 20 y 30 dólares la dosis está en proceso. En el medio de las negociaciones, el presidente Alberto Fernández decidió desplazar al embajador argentino Luis María Kreckler y dejó a cargo de esa representación diplomática a Sabino Vaca Narvaja, identificado con el riñón duro del kirchenrismo. Por ahora los detalles de la negociación con los chinos también se mantienen en reserva.

Todo esto a la par de los ‘importantes’ anuncios que se vendrían por la producción propia dela vacuna. Una movida atada a México, donde Argentina se erigiría incluso como productor de dosis de la firma AstraZeneca, ensayocontra el Covid-19 de la Universidad de Oxford, con quién Alberto firmó el primer contrato de compra y sobre el que también hubo problemas de provisión, por parte de la empresa.

No se sabe en definitiva si las compras previstas son un ‘mientrastanto’ del gobierno nacional a la búsqueda del aprovisionamiento propio, o todo se suma a una solución de apuro.

De hecho, el viernes pasado el presidente Alberto Fernández se reunió en la Casa Rosada con Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de México, y con Efraín Guadarrama Pérez, director general de Organismos y Mecanismos Regionales Americanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores de ese país para compartir las experiencias de ambos países con respecto a la pandemia de COVID-19, pero también para ajustar cuestiones productivas.

Precisamente uno de los temas principales en cuestión fue la colaboración que ambas naciones encararon en la producción y envasado de la vacuna de Oxford-AstraZeneca contra el coronavirus, donde mientras los laboratorios MabXcience, en Argentina se encargarán de desarrollar los activos contra coronavirus; los de Liomont en México, llevarán a cabo el proceso de envasado para comenzar con su distribución de unas 250 millones de dosis para América Latina. Habrá que ver…

 

*LPO, NA, P/12, MSN, propias