19 octubre, 2021
La decisión del Gobierno de cerrar la canilla de dólares complica la finalización de proyectos inmobiliarios, el ritmo de las fábricas automotrices y al sector industrial en general. Se trata de un escenario realmente preocupante.
Por Patricio Eleisegui*
El escenario de faltantes por las importaciones «pisadas» viene complicando fuertemente el funcionamiento de varios de los principales resortes de la economía. Y las decisiones adoptadas recientemente por el Gobierno para frenar la salida de dólares no han hecho más que incrementar la preocupación en ámbitos como la construcción, la producción automotriz y la industria en general.
Aunque con matices, en esos y otros segmentos dan por descontado que el desabastecimiento de importados será un problema dominante de aquí hacia fin de año. Y los pronósticos coinciden en que lo que viene, al menos a corto plazo, es otro enfriamiento de una economía que no logra acomodarse tras la pandemia.
En el real estate, por citar un primer rubro, constructores consultados por iProfesional coincidieron en que la falta de una batería cada vez más amplia de insumos redundará en una demora en la entrega de nuevos departamentos concluidos.
«Aunque algunos accesorios pueden reemplazarse con producción nacional, lo cierto es que incluso esos artículos cuentan con algún elemento importado. O sea que incluso los stocks de lo que se hace en el país también están complicados. Por otra parte, las últimas medidas del Gobierno para controlar el dólar generaron una oleada de compras para ‘stockeo’ que redujeron al mínimo la disponibilidad de productos importados», comentó a este medio un empresario con llegada a la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO).
«Los proyectos que ya están en etapa final probablemente se concluyan sin mayores demoras. Pero los que tienen fecha para la primera parte de 2022 estarán complicados. Ya se nota el faltante de revestimientos, pisos y cerámicos. Ni hablar de la grifería. La construcción es otro de los ámbitos cada vez más afectados por la traba a los importados», añadió.
Desde la Sociedad Central de Arquitectos (SCA) su presidente, Darío López, coincidió con estos argumentos. En diálogo con iProfesional reconoció que entre los desarrolladores se activó una carrera por garantizarse los pocos productos importados disponibles hoy en los corralones.
«Los mismos comercializadores nos dicen que hay reservar y comprar porque nadie sabe cuándo volverán a ingresar esos materiales. Vidrios, durlock, cerraduras, todo lo que implica terminaciones, está faltando y se pondrá peor. Herrajes, iluminación, también. La iluminación LED, por ejemplo, tampoco se consigue», detalló.
«Recientemente necesitábamos canillas. En el proyecto incluimos piezas con cierre cerámico. Bueno, los proveedores nos dijeron que ya no ingresan. Y, como alternativa, ofrecieron canillas con cuerito. De las antiguas. A ese nivel de complicación estamos llegando», precisó.
López anticipó que «los edificios en fase de terminación estarán muy complicados» si persisten las trabas a los insumos generados en el exterior.
«El mercado se empezó a mover fuerte en el último mes. Hay apuro por concluir proyectos y también otros que avanzan fuerte. La falta de importados generará un cuello de botella que demorará la entrega de unidades. Hoy ya tenemos situaciones de insumos que demoraban 15 días y ahora recién los prometen para dentro de un mes», dijo.
«Las trabas también están generando una pérdida de calidad en la fabricación nacional. Nosotros, por ejemplo, siempre utilizamos una determinada marca de termotanques. Sólidos, de primera calidad, sin fallas. Desde hace un tiempo empezamos a tener problemas porque para su fabricación requieren de plaquetas importadas. Y como esta pieza no está ingresando los fabricantes reemplazaron eso con alternativas disponibles en el mercado local. El resultado viene siendo negativo, lleno de problemas, hasta ahora», agregó.
En el ámbito de las automotrices, las complicaciones acumulan novedades negativas de forma permanente. Así, a mediados de esta semana Renault informó su decisión de interrumpir la venta del Kwid en la Argentina debido, también, a los problemas de disponibilidad de unidades generados por las restricciones a las importaciones.
El Kwid era el modelo más económico que ofrecía la automotriz francesa en nuestro mercado. Y también uno de los más vendidos, aunque desde hace varios meses comenzó a caer en el ranking de patentamientos debido a la falta de disponibilidad de unidades.
«Atentos a los problemas de disponibilidad generados por las restricciones a las importaciones y con el objetivo de potenciar los vehículos de fabricación nacional, nos vimos obligados a tomar la decisión de discontinuar momentáneamente la importación y venta del modelo Kwid en nuestro país», comunicaron desde la marca.
La novedad sumó otro dolor de cabeza a los ahorristas que estaban pagando sus cuotas a través de Plan Rombo. Ante esta situación, desde la compañía informaron que «todas las personas que tenían un plan activo de Kwid son migrados automáticamente a un plan de Sandero, una gama con mayores dimensiones, mejor motorización y más equipamiento de confort».
Conviene recordar que, por efecto de estas mismas restricciones, la misma Renault «plantó» su plan para sumar 150 trabajadores en los próximos meses y que, también, Ford Argentina estableció un parate de dos semanas para la primera parte de octubre.
La electrónica también sufre el «cepo». Conductores, placas, procesadores: todo llega desde el exterior. Si no se alivian las trabas, comentan en ese ámbito, se complicará la fabricación de televisores y celulares en Tierra del Fuego. A tono con esto, Brightstart, compañía controlada por la firma Mirgor que encabeza la familia Caputo, dejará de operar por falta de kits para la producción de teléfonos celulares.
La misma Mirgor informó a sus operarios que no renovará 450 contratos por falta de componentes para sostener la producción.
«El faltante de insumos, piezas y productos tecnológicos terminados es visible. Las computadoras portátiles que se ofrecen presentan, en su gran mayoría, configuraciones atrasadas. Aparte de que la oferta es poca. Tampoco hay repuestos para arreglar esos mismos equipos y lo mismo pasa con las impresoras», comentó un comercializador de soluciones informáticas interpelado por este medio.
El desabastecimiento de neumáticos es otra consecuencia de la decisión oficial de cerrar la «canilla» de dólares.
Esa complicación dio pie a una polémica que atravesó toda la jornada del jueves: a través de una carta, la directiva de Fate notificó a sus clientes que, por la incapacidad de cumplir con los pagos a los proveedores dadas las trabas al dólar, la firma avanzaría con una «inevitable parada en la producción».
Ya cerca del mediodía, representantes de la empresa salieron a negar lo expuesto en el texto. Más allá de este súbito cambio de posición, lo cierto es que en ese ámbito a esta altura nadie discute que los faltantes son un rasgo dominante en ese nicho comercial.
«El sector depende mucho de la importación. El 80 por ciento de los artículos y repuestos que se venden en Argentina son importados, del Mercosur o extrazona, o son nacionales, pero con una alta integración de componentes traídos desde afuera», comentó José Armando Giordano, titular de la cordobesa Cámara de Empresarios de Repuestos Automotor y Afines (CERAC).
Además de afectar a los automovilistas en general, la escasez de neumáticos en particular comenzó a añadirle otro dolor de cabeza al agronegocio a partir de junio. El problema encendió luces rojas en el tablero de los sojeros y los fabricantes de maquinaria agrícola, quienes advirtieron que la nula disponibilidad del accesorio tendría efectos sobre las cosechas.