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25 junio, 2024

Advierten por el desgaste del programa económico de Luis Caputo: los cinco puntos que encienden alertas

Desde el ISEPCI, señalaron en que los desafíos del equilibrio fiscal vía ajuste con recesión que lleva adelante el Gobierno se complican, más aún si se sostienen los puntos del paquete fiscal rechazados por el Senado: reimposición de Ganancias y modificaciones en Bienes Personales.

El ajuste que lleva adelante el gobierno de Javier Milei comienza a mostrar límites. Y es que, si bien el Ministerio de Economía festejó un nuevo resultado fiscal superavitario para mayo, algunas voces alertan que el programa comienza a mostrar grietas que ponen en duda su continuidad. Señalan que hay que empezar a seguir con atención el comportamiento del gasto en jubilaciones y pensiones.

Según datos oficiales, el superávit primario acumulado en el año alcanzó 1 punto del Producto Bruto Interno (PBI) , mientras que el financiero fue de aproximadamente 0,4 puntos. En términos del gasto, marcó una caída real de casi 30%, con partidas que siguen llevándose prácticamente a cero (como las transferencias a provincias y la obra pública) y otras más que vienen siendo «víctimas de la motosierra», nada nuevo.

En ese contexto, un informe ejecutado por el equipo de economía del Instituto de Investigación Social y publicado por AF, Económica y Política Ciudadana (Isepci) advierte sobre los riesgos de un programa económico supeditado al superávit fiscal, el cual según su análisis comienza a mostrar grietas que cada vez se «manifiestan de manera más evidente» en distintos frentes, que van desde las «tensiones cambiarias perentorias del Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta la imposibilidad de seguir reduciendo gastos en el marco de una actividad económica que no para de caer».

Los puntos que encienden alertas sobre el programa económico

El documento advierte sobre cinco ejes en los que, «a pesar de las felicitaciones del FMI, a través de su Staff Report, por el sobre cumplimiento de las metas, el ajuste fiscal empieza a mostrar sus límites»:

  • superávit fiscal y ajuste: el Ministerio de Economía celebró un superávit fiscal en mayo, con una caída del gasto real del 30%.
  • gasto en jubilaciones: el gasto en jubilaciones y pensiones, históricamente significativo, cayó un 16% real, aunque la baja está desacelerando.
  • recaudación extraordinaria: mayo mostró un crecimiento en la recaudación gracias a impuestos extraordinarios, pero, sin ellos, el superávit no cubriría los intereses.
  • límites del ajuste fiscal: el recorte del gasto está mostrando sus límites, con dificultades para mantenerlo controlado y la actividad económica en caída.
  • política monetaria y cambiaria: el éxito de la política fiscal y el control de la inflación depende de la solidez del superávit fiscal y la política cambiaria.

En particular, sostiene el Isepci, «hay que empezar a seguir con atención el comportamiento del gasto en jubilaciones y pensiones, históricamente representativo de una tercera parte del total». En mayo, esta caída, que alcanzó -16% real, viene desacelerando respecto a los meses previos. «Es que producto de las diferentes fórmulas de movilidad que rigieron a los haberes jubilatorios, ninguno ha logrado sortear la dificultad de actualizarse con un rezago», tal que en momentos en los que la inflación se dispara, su caída real se acentúa, destaca el informe.

Es decir, «que la vieja fórmula ayudó al gobierno de Milei a licuar este importante gasto del estado en sus primeros meses de gobierno». Sin embargo, si hoy empezamos a observar menor caída por este concepto, obedece a que el impacto del salto en precios de enero-febrero-marzo va quedando atrás.

Suponiendo que el proyecto impulsado por toda la oposición que hoy cuenta con media sanción de la Cámara de Diputados no tuviese éxito, las variaciones interanuales para el resto del año deberían ir convergiendo a la diferencia de 8,1% que se perdió en el empalme con la fórmula impuesta vía DNU por el presidente. En síntesis, continuar licuando a las ya golpeadas jubilaciones, encuentra límites de cara a la segunda mitad del año.

Sobre la recaudación

Por el lado de la recaudación, mayo -a diferencia de lo que viene pasando- resultó con crecimiento con relación a la inflación. En particular, «sirvió de ayuda que se trata del mes en el que ingresa el impuesto a las Ganancias tributado por las sociedades que cierran balance en diciembre», que, debido a la devaluación sobre fin de año, tuvieron que imputar un importante resultado por tenencia en sus estados de resultados.

En resumen, concluye el documento, «sin este empuje extraordinario y si supusiésemos una recaudación acorde al promedio de los primeros meses del año, la misma hubiese profundizado su sendero bajista y el superávit no hubiese sido suficiente para cubrir el pago de intereses del período. Bandera inalienable de la presente gestión económica».

Además del caso antes mencionado de las jubilaciones, al Gobierno se le empieza a dificultar mantener gastos pisados, como sucedió a principios de año, por el implícito período de gracia con el que contó al principio del Gobierno. Al tiempo que los ingresos, más allá de partidas excepcionales (en junio, por ejemplo, se imputará la recaudación del impuesto PAIS por pagos de utilidades y dividendos), no reflejarían una sustancial mejora a cuentas de la caída de la actividad económica.

«Los desafíos del equilibrio fiscal vía ajuste con recesión se complican, más aún si se sostienen los puntos del paquete fiscal rechazados por el Senado: reimposición de ganancias y modificaciones en bienes personales», destaca el informe.

«La suerte del equilibrio fiscal es la suerte del programa en ejecución»

La línea teórica del presidente Javier Milei dice que la emisión monetaria es la única causante de la inflación, por ende, el fin del déficit fiscal que implica el fin del financiamiento monetario del Banco Central (BCRA) al Tesoro, es la receta para terminar con la inflación.

«En este sentido, es que presentan el sendero bajista del índice de precios, como una consecuencia de terminar con el déficit fiscal, librando al oligopólico mercado de bienes la suerte del comportamiento en los precios», indica el documento. Esto a pesar de que el ministerio de economía se muestra más pragmático que esta tesis, considerando casos como la judicialización de los aumentos en prepagas (que liberaba el propio DNU 70), o bien la prórroga en los ajustes de tarifas de servicios públicos, para ayudar al dato mensual de inflación.

Siguiendo la línea secuencial en la que la suerte de la inflación es la suerte del resultado fiscal, es que aparece como segundo elemento el mercado cambiario.

«Si a la inflación no le va bien y no cumple los objetivos de reducción, bajo este esquema de devaluación mensual fijo al 2%, las dudas sobre la competitividad del tipo de cambio serán cada vez mayores», otro frente abierto para el Gobierno. Hasta tanto la inflación mensual no equipare la tasa de devaluación, la moneda continúa apreciándose, tal como se observa en el índice de tipo de cambio real multilateral.

«O bien, reconociendo la necesidad de re-sincerar el valor del dólar, con todas las consecuencias que ello implica, y sobre la que vienen mostrando resistencias desde el equipo económico», añade.

En síntesis, el texto concluye que «el éxito de la política fiscal, que garantizaría el éxito en la baja de la inflación, es, en consecuencia, el éxito del esquema cambiario pautado».

¿Qué sucedería si alguno de estos engranajes no encaja?

«El tercer elemento, que recientemente se encuentra supeditado al equilibrio fiscal, es la política monetaria, en su afán por apagar los motores de emisión. Desde mediados de mayo, el Tesoro reestrenó los instrumentos de deuda de tasa fija capitalizables (Lecap) en importantes montos para incentivar la migración desde las colocaciones en pasivos del BCRA hacia el Tesoro», asegura el Isepci.

«Ofreciendo, de esta manera, una opción al pase pasivo del BCRA y alentado así, con premio un mejor rendimiento (tasa mensual 4,25% el Tesoro vs 3,3% el pase). Esta migración se reflejó desde mayo y el propio Luis Caputo, incitó a los bancos a que consideren la tasa de Lecap como la referencia de política monetaria en el arbitraje del sistema financiero. En este caso, la condición necesaria para que esta migración continúe por este camino, es la solidez del superávit fiscal del Tesoro», añade.

En la medida en que éste se vea en duda, por mejor remuneración que implique la Lecap frente al pase, los acreedores locales evitarían la opción que represente un mayor riesgo crediticio para gestionar su liquidez. En resumen, estamos ante un superávit fiscal -el alambre que ata a todo el resto de la política económica en ejecución (cambiaria y monetaria)- que está mostrando serias dificultades para sostenerse en los meses por venir. Es momento de empezar a preguntarse qué sucederá con los planes de Milei, si el desempeño fiscal profundiza estas debilidades, concluye el documento.

*AF