28 mayo, 2022
SI NO SE ACTIVA LA CAUSA PODRÍA CAER. OTRA MUERTE IMPUNE A MANOS DE LA FUERZA DE SEGURIDAD
Tino John fue asesinado hace un año en el marco de un allanamiento a cargo de alrededor de 20 efectivos del GEOP de la Policía del Chubut, que aún comandaba el exministro de Seguridad Federico Massoni. Los uniformados ingresaron en redada en la chacra que habitaba en el Paraje Las Golondrinas, cerca de Lago Puelo, a raíz de una supuesta denuncia por portación de armas, y lo ultimaron de un tiro en la cabeza. ¿Complicidad, corporativización o desidia?
La Justicia de Chubut anestesiada: A un año del asesinato de Tino John, aún no se abrió la investigación
Este viernes 27 de mayo se cumplió un año del asesinato del vecino de Las Golondrinas, Alejandro “Tino” John, quien falleció de un disparo en la cabeza efectuado por efectivos del GEOP de Rawson, que fueron enviados a la Comarca Andina el día anterior. Ingresaron a la casa, atarona a la esposa y ultimaron al hombre con discapcidades psicofísicas en el piso superior.
Los hijos cuestionan que se hasta ahora se ha investigado en profundidad a la víctima pero a la policía “no se la investigó, las preguntas que les hicieron fueron casi infantiles”.
Las circunstancias en las que se produjo el ingreso a la vivienda de los uniformados y cómo se produjo el hecho a todas luces dan indicadores de irregularidades. A un año, por el caso tampoco se ha abierto la investigación formal y las primeras actuaciones realizadas estuvieron a cargo del fiscal Carlos Díaz Mayer.
Tino era un hombre que amaba la naturaleza, pescaba, recolectaba, cultivaba y compartía la vida con familiares ya amigos. En la intimidad recibía medicación por cuadros de psicosis y temor. Se lo acusó de realizar disparos al aire, fue allando por el Geop y asesinado de un disparo en la cabeza.
Eran las 10.48 de la mañana del 27 de mayo de 2021 cuando Claudia Costa (62) llegó a su casa desde El Bolsón. Caminó desde la tranquera y se metió en su propio terreno. Cuando le faltaban 100 metros para llegar a la puerta de la casa, vio algo que se movía escondido entre los frutales. Dice que pensó que eran jabalíes. Llamó a su marido para que saliera a buscarla. Cuando pasó por al lado, escuchó que dos hombres la llamaban. Se asustó y apuró el paso.
El esposo la esperaba en la puerta junto a un ayudante con el que trabajaba en el galpón. «Metete adentro», llegó a decirle antes de que dos camionetas frenaran de golpe. Eran más de 20 efectvios del Geop en guerra a partir de presuntas denuncias de disparos al aire en la zona. El esposo tomó el rifle 22 y se fue para arriba. Sintió que pateaban la puerta y vio cómo entraban varios hombres armados, con cascos con linternas y uniformes de manera violenta. Ellos siguieron detrás del marido y a ella la agarraron, le ataron las manos atrás de la espalda y la sentaron en un sillón, primero con precintos y después con esposas.
Sintió disparos, una bomba de estruendo y luego solo silencio. Preguntó a los gritos qué había pasado con su esposo, pero nadie le contestó. Hasta que por un handy escuchó: «Hay que confirmar la muerte». «En ese momento mi mundo se derrumbó. Estaba atada, no me soltaban, no me dejaban abrazar ni a mi perra, que estaba toda mojada», relata la mujer en la crónica inmediata de Alejandro Marinelli cuando se conmemoraba un mes del hecho.
Martín Alejandro «Tino» John tenía 63 años. Era alguien muy conocido en El Bolsón. Había hecho de todo: tuvo el alquiler de equipos de esquí en Cerro Perito Moreno, una empresa de procesamiento de frutas y de hongos para exportación. En marzo, vio como el fuego que castigó la zona se llevaba sus árboles y parte de su chacra. Ayudado por dos motobombas, con sus hijos y unos amigos, pudo salvar su casa. Esa tarde terminó con los pies quemados.
Su ‘pecado’ fue tener problemas psicológicos de pánico y psicosis, de persecusión y miedo al ingreso de extraños a su espacio territorial y afectivo, por lo que era medicado. Finalmente el destino confirmó sus temores: fue perseguido y ultimado en su propia casa.
Es cierto que recibía medicación, pero como tantas otras personas que así lo hacen. Sus angustias se habían acrecentado después de los incendios y la pandemia. En la zona había muchos temores de usurpaciones y robos que ponían en alerta a los lugareños y obligaba a defender pertenencias ante la inacción policial y la ausencia del estado con una zona arrasada primero por las llamas y luego por el oportunismo. Nada de eso entendió la ‘maldita policía’ que actuó en ese momento y en tantos otros operativos extralimitados contra la sociedad.
Según la versión oficial, el día anterior se habían recibido denuncias por una persona que se encontraba presuntamente realizando disparos al aire en la zona, según las autoridades. Según la vecindad, en el sector se vivenciaban permanentes saqueos e ingresos a las chacras y de ahí que se daban situaciones de amedrentamiento al aire.
Sin embargo, se convocó al GEOP de Rawson para ingresar a la chacra de Tino, que llegó el 27, y quienes debían intervenir con la presencia de personal de Salud mental debido al estado del vecino. Sin embargo, extrañamente el personal médico no estuvo presente cuando se produjo el desenlace.
El cuerpo especial ingresó a la fuerza en la vivienda, redujo a la esposa, la ataron con precintos en la planta baja y cuando subieron por la escalera dispararon contra el hombre, impactándolo en la cabeza y cayendo en el pasillo. Según la pericia forense de los damnificados el cuerpo fue luego desplazado por las manchas hemáticas de arrastre hasta la habitación, presuntamente para atenuar responsabilidades.
El responsale de Seguridad en la Provincia por entonces era el ex ministro Federico Massoni, quien por supuesto defendió el accionar de los efectivos policiales y aseguró que a Tino “se le dieron todas las oportunidades”, además de apuntar contra la familia del vecino acusando que “deberían haberse encargado de retirarle las armas o ver cómo evitaban esto”. Un verdadero despropósito por tratarse del ministerio encargado de la Seguridad de las personas que terminó abatiendo a un vecino con ataques de panico psicótico con todo un batallón de tareas especiales y armas de guerra.
Paradógicamente las cámaras que acostumbra a usar la policía en cascos para registrar los operativos, afirman que no grabaron nada. Y la intervención policial con un civil muerto pareció ser una «normalidad» de la fuerza ‘antipiqueteros’ y ‘amotinados’ de la cinemátográfica era Massoni. No sólo no hubo investigación interna en la fuerza, sino que tampoco avanza la justicia, ni mucho menos el Gobierno como responsable de la Seguridad.
Luego del hecho, los hijos de Tino denunciaron que la investigación por lo ocurrido se desarrollaba de manera lenta y con pocas posibilidades de acceder al avance de la misma.
En este contexto, en agosto concretamente, revelaron que “no aparecen las cámaras (de los uniformados), que no se grabó nada de un operativo que duró 10 minutos, las 3 cámaras no grabaron nada y las fotos que sacaron son dudosa. Todo viene muy oscuro”.
Las intervenciones de los ‘equipos de tareas’ de la PDCH no sólo se redujeron al caso de Las Golondrinas. Numerosos hechos en Rawson y Trelew por abuso policial fueron testimoniados por vecinos y víctimas, sin embargo ningún caso tuvo avance judicial. Tampoco se activó la Defensa Pública.
En lo que respecta al caso John, a un año del hecho, la Justicia todavía no ha abierto formalmente la investigación, con lo cual los familiares de Tino no se pueden constituir como querellantes.
En este contexto, los hijos de Tino remarcaron el jueves pasado que “la Fiscalía avanzó en muchas medidas para investigar la salud de Tino, si tenía armas o disparó”, pero no se realizaron las mismas medidas en relación a los efectivos implicados. O sea, no se está investigando su muerte violenta.
“Sorprende la diversidad de evidencia -y- lo que nos preocupa es el paso del tiempo, pedimos que se investigue la responsabilidad de los responsables administrativos del operativo y el ejecutor”, enfatizaron.
Recordaron que las autoridades ese día “sabían que estaba con un desorden psiquiátrico, pero la orden decía que tenía que haber una ambulancia y ni siquiera era allanamiento. Sin embargo ingresaron y le pusieron un tiro en la cabeza”.
Apuntaron que “fue todo un desastre”, recordando que se había pedido la intervención de otra fuerza en el caso, cuestión que fue rechazada.
«Afirman que Tino estaba disparando, pero el arma la hallaron en un placard. Fue asesinado a sangre fría», opinó el experto en Criminalística Enrique Prueger.
Con una imagen demoledora donde se puede observar la sangre chorreada contra una de las paredes del domicilio, el profesional explicó como Tino John fue impactado por una bala en la cabeza, en un pasillo en el piso superior de su vivienda y a un metro de la escalera caracol. Por el tipo de impacto explicó que científicamente resultaría imposible su movilidad, cayendo de costado el tiempo suficiente para que la sangre circule desde la pared y llegue hasta el piso tal como exponen las imágenes de la escena. Sin embargo, alerta que las marcas hemáticas exponen una parábola con características de dilución de sangre lo que evidenciaría que el cuerpo ya inerte habría sido movido su cuerpo de derecha a izquierda (de modo que no hay arrastre prácticamente de sangre por tratarse del lado donde no había orificio), y desplazado un poco hasta depositar su cabeza en el marco de la puerta del dormitorio, detalló el Perito. Según el profesional la escena del crimen expondría además que la posición del cuerpo habría sido alterada «por lo menos tres veces», modificando además la escena del crimen los propios policías intervinientes. Todo esto en presencia de una funcionaria judicial en el procedimiento.
Con una imagen demoledora trasmitida por zoom se pudo observar la sangre chorreada contra una de las paredes del domicilio de la familia John. El perito en Criminalística explicó como Tino fue impactado por una bala en la cabeza y desplazado su cuerpo 3 veces, habiéndose alterado la escena del crimen
“Estamos a un año y no se encuentran elementos para abrir la investigación, pero nosotros encontramos mil cosas, no entendemos porque si ha pasando un año y habiendo investigado a mi papá como se lo investigó”, sentenciaron los familiares.
En contraposición, remarcaron que “a la otra parte no se la investigó, las preguntas que les hicieron fueron casi infantiles”.
Tanto las organizaciones de Derechos Humanos como la pericia de partes expusieron la cantidad de pruebas que hay para que avance la investigación judicial. Un caso sin dudas que pone en jaque la rigurosidad y honorabilidad judicial de la Provincia.
Como otro de los datos escandaloso que rodean este caso, a la innacción judicial se suma la falta de empatía y de responsabilidad institucional del propio Gobierno Provincial, háyase tratado del caso que fuera. Sin embargo nadie se comunicó ni mucho menos para corroborar como transita la familia esta traumática pérdida, confirmó Claudia, la esposa de Tino, en varias oportunidades.
La intervención letal de la Policía contra un vecino con problemas psiquíátricos, desarmado y adentro de su propia vivienda, implicaba al menos la contención de la familia de la víctima y actuaciones mínimas humanas y de rigor, como exige la Constitución Provincial y Nacional para quienes ejercen funciones de poder y contempla el más mínimo decoro institucional. Sin embargo nada de eso sucedió hasta el momento ni para con la pareja ni para con los hijos de la víctima.
Lejos de ello, el reemplazo del exministro de Seguridad, Federico Massoni protagonista excluyente del ‘Caso Tino John’, habría ayudado a deslindar algunas responsabilidades en esta causa que amaga con arrastrar otra condena internacional contra Chubut y la Argentina, como ocurriera con la desaparición forzada de Iván Torres en 2003, también a manos de la Policía del Chubut.