24 enero, 2021
Por Redacción Chubutline.com
Para quienes a seis años no conocen el hecho o no tienen posición tomada, Netflix ya hizo su parte y hay un documental sobre la muerte trágica del Fiscal sucedida a un día de la denuncia de la propia presidenta de la Nación Argentina.
«En el siglo XIV, los mongoles que sitiaban a los genoveses en Caffa, península de Crimea, lanzaron con sus catapultas cadáveres con peste bubónica sobre los muros de la ciudad. Aquella idea, pionera en la guerra química que tuvo el khan Jani Bag, fue utilizada por muchos otros sitiadores de ciudades amuralladas.
Valerse de cadáveres para contaminar al enemigo es una abyección usada no sólo en la contienda militar. También en política existen muertos catapultados contra las fortificaciones rivales.
Alberto Nisman y Santiago Maldonado son ejemplos emblemáticos del salvajismo político argentino. Y dado que ni la Justicia ni las fuerzas de seguridad son confiables, en ambos casos queda el sentido común para conjurar la contaminación mental que se pretende.
El cadáver ensangrentado del fiscal que estaba por presentar una grave acusación contra la entonces presidenta Cristina Fernández, hizo que algunos críticos y opositores se tentaran con catapultarlo hacia la Casa Rosada. El sentido común recomendaba cautela. Difícilmente su denuncia podía ser más perjudicial para Cristina Fernández que la propia muerte de Nisman con un balazo en el cráneo.
A Nisman pudieron matarlo aliados del gobierno que actuaron por cuenta propia temiendo quedar expuestos en la denuncia que estaba por presentar; o agentes iraníes. Incluso el oscuro operador de Inteligencia que había asistido al fiscal en la investigación. Personajes como Jaime Stiuso amasan poder en las sombras jugando de manera truculenta. El sentido común señaló que, de los sospechados, Cristina era la menos probable precisamente por ser la más expuesta. De todos modos, no haber ordenado esa ejecución no la exime de responsabilidad en caso de que hayan sido agentes iraníes o algunos de los marginales “empoderados” en su espacio político, que habían tejido los contactos con Teherán.
El sentido común también percibe la aberración de reaccionar atacando a la víctima mediante una campaña de difamación, como hizo el oficialismo. Fue un espectáculo horrible y negligente. Igual que plantear la certeza de que Nisman se había suicidado.
La cuestión no es quién apretó el gatillo. Pudo ser el propio Nisman. Lo burdo es afirmar que se suicidó al darse cuenta de que su denuncia no tenía ni pies ni cabeza. Esa certeza absurda y la campaña de difamación pusieron más sombras sobre Cristina que los opositores que quisieron acusarla directamente a ella. Fueron bajezas negligentes.
La clave del caso no está en ‘quién’ gatilló sobre la cabeza de Nisman, sino en ‘por qué’ lo hizo. Si fue el propio fiscal quien se disparó, el sentido común apunta a un suicidio inducido; ese viejo recurso criminal (típico de mafias y totalitarismos) por el cual, por ejemplo, mediante amenazas como matarle un hijo, la madre o quien fuese de sus seres queridos, se obliga a una persona a acabar con su vida.
El sentido común dice que la muerte de Nisman fue un crimen. Y que el autor de ese crimen pudo haberlo ejecutado a través de un agente, de un sicario profesional o de la propia víctima. En definitiva, el dueño del dedo que jaló el gatillo no es lo fundamental, sino el motivo. Y la teoría de que se deprimió al darse cuenta de que no tenía elementos para sostener su denuncia es inverosímil», todo esto lo dice el analista Claudio Fontini en «La muerte de Nisman y la lupa del sentido común», un artículo oportuno para el sexto aniversario de un hecho definitorio para la política argentina donde la historia tendrá la última palabra (Ver https://www.lavoz.com.ar/politica/muerte-de-nisman-y-lupa-del-sentido-comun ).
Pasa el tiempo y nada esta claro. El domingo 18 de enero de 2015 Nisman fue encontrado muerto con un disparo en la cabeza, en su departamento del edificio Torre Boulevard del complejo Torres Le Parc, en el barrio de Puerto Madero donde vivía. El disparo fue realizado con una pistola perteneciente a un empleado suyo, el especialista informático Diego Lagomarsino. Inmediatamente se inició una investigación para determinar la causa de la muerte, en la cual se produjeron pericias que arrojan conclusiones contradictorias, sin que haya terminado la investigación al 20 de enero de 2021. (https://es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Nisman )
¿Pero quién o quiénes pudieron estar detrás del crimen del fiscal que apareció con un balazo en la cabeza cuatro días después de haber denunciado a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner por el presunto encubrimiento del atentado a la sede de la AMIA a través del Pacto de Entendimiento con Irán?
Para algunos hay una apuesta fuerte al relato del suicidio. Primero se orientó a sostener contra viento y marea que Nisman se habría suicidado por no poder sostener su investigación. Una mirada poco convincente para el grueso de la opinión pública desde el más básico sentido común, y ni hablar para quienes conocían al aguerrido Fiscal que no se andaba ‘con chiquitas’.
El abogado penalista argentino intervino como fiscal en las causas vinculadas al atentado a la AMIA (AMIA 1, AMIA 2, Causa por espionaje en la Ciudad de Buenos Aires) y como denunciante en la causa sobre Memorándum de entendimiento Argentina-Irán y amenazas de muerte contra él y sus hijas por parte del juez Claudio Bonadío, también vinculadas al atentado terrorista contra la AMIA.3 En dichas causas Nisman imputó o acusó directamente al gobierno de Irán, a tres personas que se desempeñaron como presidentes de la Nación (Carlos Menem, Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri4), así como otros altos funcionarios del Estado, el Poder Judicial, los servicios secretos, organizaciones judías y funcionarios iraníes, algunos de los cuales resultaron condenados en el juicio AMIA 2
Luego del conmocionante hallazgo del cuerpo de Nisman en su departamento un día antes de concurrir al Congreso donde explicaría su denuncia y ampliaría conceptos, el caso fue inicialmente instruido por la justicia Nacional, pero luego pasó al fuero federal, que en septiembre de 2017, tras una pericia integral de Gendarmería determinó que la muerte de Nisman fue un homicidio, según detalla un acabado informe de Perfil.
Entre los movimientos y medidas que se hicieron en el último tiempo también hubo varias tendientes a intentar establecer si había conexión entre el crimen del extitular de la UFI AMIA con el hallazgo del cuerpo de una mujer calcinada en las inmediaciones del departamento que alquilaba Nisman, en Puerto Madero.
Hasta ahora no hubo resultados positivos en ese sentido y sigue sin poder determinarse de quien se trata, porque el estado del cuerpo no permitió su identificación, pero no se pierde la expectativa de poder hallar algún elemento en común. Cómo llegó Nisman a la causa AMIA y por qué acusó luego a Cristina Kirchner. No deja de sumar dudas la figura de Diego Lagomarsino, quien trabajaba como técnico informático de la Unidad AMIA (aunque ningún empleado del lugar recordó haberlo visto ahí) y está procesado en el caso como partícipe necesario del crimen.
Los últimos cuestionamientos se acrecentaron cuando se conoció que fue él quien inició las conversaciones con Nisman, vía Whatsapp, el sábado 17 por la mañana. Fue alrededor de las 11 y, aunque se desconoce su contenido por las restricciones técnicas a la hora de analizar esa aplicación, el hecho marca una contradicción inicial de Lagomarsino, quien siempre sostuvo que fue el fiscal quien se comunicó con él ese día para pedirle que le prestara el arma calibre 22, de la que luego salió la bala que terminó con su vida.
“Lagomarsino siempre dijo que Nisman se la pidió, pero es su versión, no hay registros de eso”, agregan cerca del expediente. En tanto que agregan que está: “cada vez más claro que él no era un técnico informático” y agregan que sus contradicciones se sucedieron tanto a lo largo de su extensa declaración indagatoria a fines de 2017 como en lo sucesivo. Por amenazas, Sandra Arroyo Salgado renunció a la querella en la causa por la muerte de Nisman El procesamiento de Lagomarsino fue confirmado por la Cámara en junio pasado.
En el mismo fallo los jueces Leopoldo Bruglia y Martín Irurzun también ratificaron las situaciones de los custodios del caso y apuntaron a lo que se considera el motivo de la muerte de Nisman: la denuncia contra CFK. “Nos encontramos frente a una investigación en la que se ha logrado acreditar prima facie que Natalio Alberto Nisman fue asesinado y que dicho suceso fue directa consecuencia de la denuncia que formulara el 14 de enero de 2015 como titular de la Unidad Fiscal de Investigación del atentado terrorista perpetrado contra la sede de la Amia”, sostuvieron entonces los camaristas y recomendaron profundizar la investigación en ese sentido.
Del suicidio al homicidio y los funcionarios bajo la lupa Centenares de números telefónicas y flotas completas de teléfonos Nextel a nombres de directores de la Secretaría de Inteligencia como Alberto Massino o Fernando Pocino, y del entonces titular del organismo, Oscar Parrilli, así como del entonces Jefe de las Fuerzas Armadas, César Milani, están bajo la lupa.
Los movimientos con las llamadas muestra incluso que hubo líneas y hasta flotas completas que se habilitaron días antes de la muerte y se desactivan después, entre otros movimientos sospechosos. Un escenario que confirma a los investigadores del caso que la muerte del fiscal habría comenzado a planearse varios días antes de que se concretara.
A 6 años del caso, lo cierto es que la causa está en trámites, con 24 mil folios a tratar. Como parte de la prueba que tiene la causa en la que se investiga la muerte del fiscal federal Alberto Nisman hay además 55.551 imágenes que se obtuvieron de casi 100 cámaras de seguridad del complejo Le Parc. El movimiento de vecinos, empleados, deliverys y autos aquella noche quedó registrado. Sin embargo, más de 30 cámaras que estaban en el complejo de Puerto Madero no funcionaban. La sospecha sigue abierta para los investigadores: cualquiera pudo haber entrado sin ser advertido, si tenía la información correcta, según da cuenta un informe de Clarín. ( https://www.elobservador.com.uy/nota/seis-anos-del-caso-nisman-mas-de-24-000-folios-para-probar-un-homicidio-y-la-amia-reclama-justicia-imparcial–202111812226 )
La recopilación de las imágenes estuvo a cargo del Departamento Técnico de la Policía Federal que entregó la información en dos discos compactos junto a 10 informes al fiscal Eduardo Taiano, a cargo de la investigación de la muerte de Nisman de la que mañana se cumplen seis años.
Las tres torres del complejo Le Parc -Boulevard, Parque y Rio- tenían 127 cámaras de seguridad, de las cuáles 34 no funcionaban desde antes del fin de semana en que murió Nisman. Sobre las otras 93, la Policía Federal hizo el análisis. Detalló su ubicación y el plano que tomaba. El pedido del fiscal Taiano fue recopilar las imágenes grabadas entre las 12 horas del sábado 17 de enero hasta las 22 del 18.
El informe concluyó con la entrega de 55.551 imágenes. Infobae accedió a ellas. Son tomadas desde el exterior del complejo, la plata baja, los ascensores, los dos subsuelos y las zonas de aire libre de cada torre. Allí se ve al personal de los edificios, a quiénes entraban y salían, los autos que accedían a las cocheras, deliverys, y las personas que pasaban por la puerta, en la calle Azucena Villaflor 550.
El trabajo señala que los peritos se encontraron con distinto tipo de dificultades para obtener las imágenes. Los especialistas explicaron que algunas cámaras tenían baja calidad, otras estaban muy bajas o por su ubicación se encontraban lejos de las personas o en lugares con poca iluminación.
El peritaje no arrojaba ninguna conclusión, solo relevó las imágenes. Pero el análisis lo hicieron los investigadores judiciales. “No se detectó nada anómalo ni irregular de movimientos que pudieran generar alguna sospechosa”, indicó una fuente. Las fotos se usarán como una suerte de banco de imágenes para cotejar cualquier información sobre personas o vehículos que pueda surgir en el expediente.
Esas mismas cámaras fueron las que el sábado 17 de enero, tanto a la tarde como a la noche, tomaron a Diego Lagomarsino, el perito tecnológico que trabajaba con Nisman, y que le llevó el arma de la que salió el disparo que terminó con su vida y que la Justicia cree que se trató de un crimen. Por eso Lagomarsino está procesado como partícipe necesario del delito de homicidio.
La Justicia también cuenta con la declaración de 400 vecinos del complejo de tres torres que detallaron cómo fue ese fin de semana del sábado 17 y domingo 18 de enero de 2015. Nisman alquilaba el departamento 2 del piso 13 de la torre Boulevard.
El tema es que a medida que pasa el tiempo, la muerte del Fiscal ya se tramita en la opinión pública casi como un fallecimiento más. Pero el contexto dista mucho de eso, lo que genera aún más dudas sobre la falta de avances de un esclarecimiento que es fundamental para todo el arco político argentino, por rozar peligrosamente a oficialistas como opositores.
En 2004, Nisman fue designado al frente de la causa AMIA nada menos que por el presidente Néstor Kirchner, a través de la creación de una unidad especial para la investigación de la misma, y el mismo presidente sumó al jefe de contraespionaje de la Side (Secretaría de Inteligencia del Estado), el agente especial Jaime Stiusso. Kirchner firmó el acta de compromiso para el esclarecimiento de los atentados poniendo a disposición de Nisman los expedientes de los servicios de inteligencia por considerar que se trataba de ´una verguenza´ nacional el avance en una causa como el atentado a AMIA.
«Y llegamos a este tipo de situación que nos avergüenza, que es una vergüenza nacional; que lo explicó en forma meridiana el señor Canciller y que nosotros lo dijimos en el discurso de iniciación del año legislativo y hoy lo volvemos a reafirmar.
El señor fiscal, doctor Nisman, tiene todas las carpetas del Servicio de Inteligencia (SIDE) para hacer la investigación y llevarla a fondo; todas y además todas las atribuciones para que el Estado esté a disposición de él para que ―Dios quiera― pueda encontrar justicia definitivamente. Nuestro apoyo incondicional; apoyamos decididamente al éxito del doctor. Sufrimos lo que sufren los familiares más la vergüenza de tener un Estado que durante tanto tiempo no supo resolver o no quiso o encubrió. Porque no hay duda de que para llegar a tanto encubrimiento debió existir y esperemos que la justicia avance fuertemente en este tema», sostuvo Néstor Kirchner.
Pero Nisman descartó la pista siria y su conexión local, y avanzó hacia la pista iraní, que vinculaba la autoría del atentado con funcionarios de la República Islámica de Irán y la organización terrorista Hezbolá.
En 2008, Nisman pidió la detención del expresidente Carlos Saúl Menem y del exjuez Juan José Galeano por el presunto encubrimiento y falseamiento de pruebas, por haber construido una causa ficticia, con pruebas armadas y otras destruidas, para desviar la investigación y culpar exclusivamente a la policía local. Según los cables de la embajada estadounidense en Buenos Aires ―revelados por Wikileaks―, es posible que la decisión de Nisman de procesar al expresidente Menem fuera un intento de congraciarse con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Todo ello contó con el apoyo de la Secretaría de Inteligencia para tratar de esclarecer el hecho.
Pero la investigación sobre el atentado quedó trunca debido a la falta de colaboración de Irán, que se negó a extraditar a los acusados. El Gobierno argentino intentó que se llevara adelante la declaración indagatoria mediante un memorándum de entendimiento con Irán. Nisman se opuso a esta vía porque lo consideraba un proceso extrajudicial que impediría el enjuiciamiento de los acusados bajo la ley argentina.
En 2010 denunció que era víctima de espionaje y amenazas contra él y sus hijas, debido a su accionar en la causa del atentado a la AMIA y con el fin de desplazarlo como fiscal de la misma. Nisman identificó en ese momento a los autores del espionaje y las amenazas, señalando al juez federal Claudio Bonadío, el expolicía y procesado en la causa AMIA Jorge Alberto «Fino» Palacios, al exministro Carlos Corach y a Maximiliano Corach, hijo del anterior y dirigente del PRO.
En su denuncia Nisman precisó que: «Se resalta la particular inquina de los dos primeros (Palacios y Bonadio) tendrían para con mi accionar como Fiscal en la investigación contra el atentado a la sede de la AMIA», afirmó Nisman
En 2011, trascendió periodísticamente que el gobierno argentino estaba negociando un pacto secreto con Irán para «olvidar» los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA y cerrar las causas judiciales, con el fin de privilegiar las relaciones comerciales con ese país. El 20 de abril de 2011, el canciller argentino Héctor Tímerman desmintió categóricamente esto. Pero no en pocos foros, el propio Alberto Nisman lo seguiría afirmando, extraoficialmente.
Hay quienes sostienen que uno de los temas por demás importante para Nisman era el de dar a conocer su posición e investigación, a sabiendas que era la mejor defensa de su persona, de su familia y de las amenazas que lo rodeaban ante tamañas imputaciones con las que avanzaba.
Y todo esto lo dijo en una de las reuniones con más de 40 editores argentinos el 20 de Noviembre del año 2013 en una de las más emblemáticas reuniones de AFERA (Asociación Federal de Editores de la República Argentina), una de las entidades de medios más cercanas al oficialismo en ese entonces.
Ese día, en el marco de una reunión mensual, los editores asociados a AFERA en su mayoría propietarios o accionistas de los medios que concurrían a la sede de la Fundación Época, recibieron dos tandas muy diferentes de ‘invitados’ . En una primera ronda, se hizo presente el secretario de Comunicación Pública, Alfredo Scoccimarro, y al fiscal Alberto Nisman. Unos 45 editores de la Cámara que representa a 65 diarios de todo el país, abordaron medidas para atender a las necesidades de la industria, y como siempre los temas centrales fungieron en torno a la pauta publicitaria nacional y a las negociaciones posibles con las deudas fiscales que arrastraban la mayoría de los medios. La necesidad de la federalización de la pauta oficial en resguardo de la pluralidad de voces, era la ilusión que concitaba la gran participación de medios del interior que había logrado AFERA, a través de la gestión de su entonces presidente Gustavo Isaack (exdirector de Ámbito Financiero durante la gestión Vignatti). En esa mesa directiva estaban sentados también el vicepresidente Francisco Fascetto (Diario Popular) y el secretario Raúl Olmos (Grupo Crónica).
Lo importante de aquel memorioso día fue la presencia del fiscal federal Alberto Nisman, designado en la investigación de la causa AMIA, quien disertó de manera exclusiva para los más de 40 directores de medios sobre su planteo de inconstitucionalidad del acuerdo celebrado con Irán para obtener en Teherán la declaración indagatoria de los ciudadanos iraníes acusados de haber ejecutado la voladura de la entidad mutual. En ese marco Nisman dijo que estaba en peligro de muerte, así, sin eufemismos.
El tema generó un interesante intercambio de ideas entre los presentes, aunque pocos – o nadie- recordó nunca más, aquel día y aquella desgraciada ‘primicia´ de boca de la propia víctima de la que muchos fuimos testigos. Es más, incluso la crónica de la reunión institucional llegó a tener varias versiones con el correr de los hechos, los años y las múltiples oportunidades que permite la cambiante digitalización de los archivos.
(Ver Versión 1 https://www.infonews.com/sociedad/editores-afera-analizaron-los-desafios-que-plantea-el-crecimiento-la-entidad-n287179 Versión 2 https://www.ambito.com/edicion-impresa/se-consolida-el-avance-afera-n3816988 )
Tanto comenzó a complicarse el relato político evidente que por ejemplo, con el cambio de Gobierno, en 2018 para la agencia estatal de noticias Télam, Nisman fue «asesinado». (Ver https://www.tiempoar.com.ar/nota/para-telam-nisman-fue-asesinado )
La misma agencia que ahora, con un nuevo gobierno de tinte kirchnerista, promueve una versión muy fuerte nuevamente sobre el suicidio, esta vez argumentado que Nisman lo habría elegido al ser descubiertas una cuenta en el exterior que habría tenido el Fiscal. (https://www.telam.com.ar/notas/202101/542242-a-seis-anos-de-le-muerte-de-nisman-la-hipotesis-del-magnicidio-sigue-derrumbandose.html )
Un relato que promueve fuertemente también el diario Página/12, luego del cambio de línea editorial y accionistas. Un relato donde Nisman pasa de investigador a investigado y acusado ´post mortem´: «Alberto Nisman mintió en el formulario original con el que abrió una cuenta secreta que tenía en el Banco Merrill Lynch de Nueva York, con un saldo de 660 mil dólares. El fiscal, para ocultar que era el dueño del dinero, puso como titulares a su madre, Sara Garfunkel, a su hermana, Sandra Nisman, y al técnico informático Diego Lagomarsino. Pero Nisman se puso a sí mismo como apoderado, es decir como la persona que manejaba la cuenta. El detalle es que en el renglón sobre su profesión consignó abogado y puso por escrito que era abogado en actividad. O sea, escondió que era fiscal y, por lo tanto, lo que los norteamericanos llaman ‘persona políticamente expuesta’. Por estas falsedades, la Fincen, que es el órgano sobre lavado de dinero de Estados Unidos, bloqueó la cuenta. Ahora, el juez Marcelo Martínez de Giorgi que investiga el origen de la fortuna escondida de Nisman, pidió un informe completo de esa cuenta, es decir de dónde salió el dinero. Página/12 adelantó la información en forma exclusiva y reveló que el magistrado embargó los bienes de Garfunkel, Sandra Nisman, Lagomarsino y la sucesión de Alberto Nisman. Además Martínez de Giorgi dispuso que se estudie con qué fondos Nisman compró tres terrenos en Punta del Este y dos departamentos en Palermo Hollywood (…) Está claro (sic) que parte de los fondos provinieron de fundaciones de derecha de Estados Unidos pero se sospecha es que Nisman tuvo otros ingresos clandestinos cuyo origen sigue sin conocerse», dice el diario posiblemente más afín con el oficialismo.
Toda una historia de película que marca un antes y un después en la política argentina y por lo que Netflix no dudó en plasmar en un relato documental: Nisman, la Presidenta y el espía ( https://www.netflix.com/title/80197991 )