El portazo de Martín Guzmán en conicidencia a la disertación de Cristina en Ensenada con criticas a su gestión, expuso la gravísima crisis política y económica que afronta la alianza gobernante. Además renunciaron gran parte de los secretarios más próximos a Guzmán.
Crisis absoluta en el FDT: la renuncia de Guzmán y parte de su equipo, disparada por otro discurso de Cristina
Con inflación por las nubes, corrida cambiaria apenas sofocada cepos mediante y con dólar paralelo cerca de 250 pesos, bajo fuego continuo del kirchnerismo y con un panorama igual o más sombrío para el segundo semestre, la continuidad de Martín Guzmán se sostenía exclusivamente por el propio Alberto Fernández, y esa posiblemente era la mayor foraleza mostrada por el Presidente frente al ‘fuego amigo’.Sin embargo, con esta salida y en las condiciones que habrían sucedido, Alberto puso mucho más que en juego que un cambio más de Gabinete, sellando posiblemente su propio destino en la interna del FdT.La renuncia de Guzmán generó por supuesto fuerte preocupación tanto en el albertismo como en la oposición, ya que quedó la fuerte sensación de ‘triunfo’ de la vicepresidenta CFK, ‘a las buenas o a las malas’ en las definiciones del gobierno.
‘Cristina lo hizo’
Cristina venía pidiendo la renuncia del equipo económico. Primero llevó a Matías Kulfas a alejarse del Ministerio de Desarrollo Productivo, donde fue reemplazado por Daniel Scioli. Este sábado, con otro de sus discursos lapidarios, ratificó su desacuerdo con la marcha del gobierno y obligó a la salida de Martín Guzmán.
Cristina armó un acto paralelo a Alberto en homenaje a Juan Domingo Perón y criticó con dureza la política económica: el discurso completo.
En las últimas semanas la presión sobre Guzmán se había intensificado tanto de parte de los mercados como del ala kirchnerista del Gobierno. La vicepresidente Cristina Kirchner denunció en un duro discurso un “festival de importaciones” y arrastró a Economía y al Banco Central a improvisor una suerte de supercepo a las importaciones que exacerbó las presiones sobre el dólar y llevó al riesgo-país por encima los 2.400 puntos básicos, un nivel casi de default.
Con ese supercepo, se logró que el Banco Central se haga de más de USD 1.000 millones en pocas jornadas y dio por cumplidas las metas del segundo trimestre del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, tal como lo advirtió en su análisis José Calero para NA.
La sostenibilidad de la política económica y del propio Guzmán, sin embargo, estaba siendo cada vez más comprometida, como por ejemplo volvieron a poner en evidencia las declaraciones de ayer de Andrés Larroque, ministro de Desarrollo Social bonaerense y vocero de la Cámpora y del kirchnerismo, quien dijo que se había acabado “la etapa de la moderación”. A la par la vicepresidenta se encargó de entrevsitarse con posibles candidatos al sillón como Martín Redrado y Carlos Melconian.
Hartazgo y complicaciones
Guzmán por su parte, que ha tenido que sostene múltiples frentes a la vez internos y externos, tuvo por estos días problemas serios para sostener el financiamiento del programa económico a través de la colocación de bonos en pesos ajustables por inflación, cuya cotización cayó fuertemente en las últimas dos semanas y puso en serias dudas la sostenibilidad no solo de la cotización de los bonos -que el Banco Central salió a sostener, mediante compras que financió a fuerza de emisión monetaria- sino de la política económica.
La evidencia de que el conflicto entre el Presidente -su sostén político- y la Vicepresidenta -su principal cuestionadora- no dio ningún signo de tregua, como se volvió a evidenciar entre el discurso de ayer de Alberto Fernández y el de hoy de Cristina Kirchner- pudo haber impulsado la decisión definitiva de Guzmán, que además veía pasar cada día numerosos rumores y operaciones en torno de su desplazamiento y eventual reemplazo.
Este sábado habría sido el punto de inflexión cuando Guzmán le habría pedido al Presidente que desplazara al secretario Darío Martínez y a Federico Basualdo, enemigos acérrimos de todo lo que se intentaba desde el Palacio de Hacienda y prácticamente un intento de doble comando en su cartera. Pero Fernández habría señalado que «no era el momento», y tampoco habría apoyado recortes al gasto. Así llegó el final del camino.
Renuncia en masa
La gravedad de la situación es absoluta. Un rato después de la renuncia de Martín Guzmán, el secretario de Hacienda, Raúl Rigo, presentó también su dimisión.
En la misiva, no dio más detalles que los de oficializar su salida de la cartera que dirigía desde diciembre de 2019.
En la carta presentada ante el Presidente, el titular de Hacienda expresó: «Me dirijo a usted, a los efectos de presentarle mi renuncia al cargo de Secretario de Hacienda de la Nacion, en el cual me desempeño desde el 10 de diciembre de 2019 desde el inicio de su gestión».
También elevaron su dimisión al cargo el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos, el secretario de Política Tributaria, Roberto Arias y el subsecretario de Relaciones Institucionales, Rodrígo Ruete, y se esperaba que el resto de los funcionarios del Palacio de Hacienda también se alejen según las versiones extraoficiales.
Urgencias: El próximo miércoles hay cita con el Club de París
Con la salida de Guzmán hay muchas urgencias a tratar. Una de ellas, tal vez la más importante por estos días es la gestión del 6 de julio próximo cuando el exministro apuntaba a reestructurar la deuda con el Club de París y encauzar el pago de los US$ 2.400 millones pendientes del acuerdo cerrado en el 2014. La resolución se considera crítica a efectos de restablecer relaciones con las agencias de crédito para la exportación nucleadas en el grupo de países que integran el bloque.
Además se consideran definiciones esenciales para las eventuales inversiones extranjeras directas en el área energética.
El Gobierno logró un acuerdo a fin del mes pasado con el Club de París para diferir los pagos de deuda hasta el 30 de septiembre de 2024, mientras se avanza en un entendimiento que contemple un nuevo mecanismo de repago de los compromisos.
El objetivo es alcanzar una renegociación en el que se incluyan nuevas condiciones de tasas de interés, plazos e incorporación de los US$ 430 millones ya abonados en dos pagos en febrero de 2022 y julio de 2021.
«El objetivo es encontrar mejores condiciones para el país, lo antes posible. La expectativa y lo que estamos trabajando es finalizar a la brevedad la renegociación con las autoridades del Club de Paris», detallaron fuentes de Economía.
El acuerdo vigente
La fecha del 30 de septiembre de 2024 obedece a un acuerdo entre ambas partes a sabiendas de que el acuerdo de Facilidades Extendidas firmado con el FMI otorga como plazo máximo, aunque la meta es cerrar el entendimiento mucho antes.
La gestión de Guzmán estaba trabajando en negociaciones con cada uno de los países acreedores y con las autoridades del Club para llegar a un esquema de nuevo esquema de repago. Ahora, con la salida del ministro todo esto es una gran incógnita.
La Argentina debía afrontar el 31 mayo de 2021 un pago cercano a los US$ 2.450 millones -correspondientes a 40 créditos otorgados por 14 países y en ocho monedas distintas- en los términos del Acuerdo firmado en 2014, el cual contemplaba un periodo de gracia de 60 días.
Sin embargo, el 22 de junio de 2021, el ministro Guzmán anunció haber llegado a un entendimiento con el Club para obtener un puente de tiempo que permitía a la Argentina no caer en default y continuar con la negociación.
Según Guzmán, «pagar esa cantidad hubiese sido un golpe a las reservas internacionales y por lo tanto hubiese generado más inestabilidad cambiaria y más inestabilidad macroeconómica».
Aquel entendimiento quedó sellado a través del Decreto 412/2021, en el que el Gobierno fijó un diferimiento del Acuerdo Marco y los Acuerdos Bilaterales suscriptos con los países nucleados en el Club de París hasta el 31 de mayo de 2022.
El 22 de marzo de este año el ministro Guzmán y el presidente del Club de París, Emmanuel Moulin, habían anunciado un nuevo plazo de negociaciones hasta el 30 de junio, ahora extendido por un breve período, que deberá definirse la semana próxima.
Desde entonces se realizaron dos pagos, el 28 de julio de 2021 y el 28 de febrero de 2022 por un total de US$ 430 millones en concepto de capital.